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Los institutos clericales y laitales: canon 588 43 Efectivamente; el religioso que ha recibidG> el orden sacerdotal, superior a un mismo tiempo de un istituto clerical, puede ejercer la cura de almas sobre S!.lS hermanos y súbditos, no por derecho propio, como un Obispo o un párroco, sino, tal vez, por «delegación» del derecho, pero con potestad ordinaria propia, delegable, incluso para oir la confesión sacramental de sus súbditos y dispensar leyes de la Iglesia, como los días festivos, etc. Pretender suplir la falta de clérigos, dando a los laicos la potestad propia de los ordenados, resultaría poco inteligente e incluso peli– groso 28 • Pensar que un ejercicio de la potestad del ministerio arde- Milano 1989. Escribe en pags. 40-41: « E' per questo che nella linea della rivolu– zione copernicana iniziata da! Concilio occorre superare el binomio gerarchia, laicato e lo stesso concetto di laicato: la Chiesa non si identifica col ministero gerarchico, rispetto al quale gli altri battezzati si porrebbero come totalita indistinta, come gregge passivo da guidare; non si da una Chiesa docente in assoluto e una Chiesa in assoluto discente, né una Chiesa che solo da e una Chiesa che solo riceve. Tutti nella Chiesa hanno ricevuto lo Spirito e tutti devano manifestarlo nell'impegno della vita comune; tutti sono, ciascuno secondo il dono ricevuto, Chiesa docente e tutti Chiesa. discente, sempre nuovamente giudicata e suscitata della Parola di Dio; tutti hanno gratuitamente ricevuto e tutti devono gratuitamente dare. La Chiesa e il popoio nuovo di Dio all'intemo del quale il Signore elargisce doni •diversi, fra cui il ministero ordinato: la Chiesa e comu– nione, profondissima unita sgorgante dall'iniziativa trinitaria ~ « De unitate Patris et Filii et Spiritm Sancti plebs adunata » (S. Cipriano, De Orat. Dom, 23: PL 4, 553) -'- e variett ricchissima suscitata dalla molteplicita dei doni dello Spirito. Al binomio gerarchia-laicato occorre allora sostituire il binomio comu– nita,ministeri: in tal moéo, mentre si sottolinea l'unita battesimale, eucaristica e pneumatologica di tutto il popolo di Dio, si evidenzia la varieta carismatica e ministeriale all'interno di esso » . . 28 Cfr. BURKE C., Auto•idad y libertad en la Iglesia, Madrid 1988. Se dice en página 174 s.: « Algunos teóricos recientes han radicalizado la idea de la parti– cipación en el poder, interpretándola en clave política. Que los seglares puedan participar en ciertas funciones liturgicas antes resevadas al clero, apenas tiene interés para ellos. Que los seglares puedan tener parte en la administración parroquial o de la diocesis, les parece una bagatela comparada con lo que real– mento está en juego. Ya no se. trata de solicitar, como derecho de los laicos, una participación en el poder. El poder mismo es lo que se reclama. Lo que está en juego es quién ptiede y debe ejercer el poder en la Iglesia. Según ellos, la relación entre la jerarquía ,y el laicado ha sido hasta ahora de explotadores-explotados. Por tanto, hay que despertar a los laicos para que se enfrenten a la jerarquía, o en la f.qrmulación más extremada: para que derroquen a la jerarquía, y arranquen el poder de .sus manos».. Los siguientes reglones son tambien de interés, per no los trascribimos a. fín de no hacernos demasiado insist.entes. Cfr. también RUARELL F., Líneamentí di antropología bíblica, Casale Monferrato 1986. Escribt:

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