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158 SATURNINO ARA naturaleza dotada de inteligencia y voluntad libre, y que, por tanto, de esa misma naturaleza directamente nacen al mismo tiempo derechos y deberes que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente inalienables» (P.T., 8). Queremos también destacar que las actitudes fundamentales que han de situar rectamente a los hombres en la comunidad son el debido res– peto a la persona humana y la colaboración social, movida por la caridad. Y todo ello expresado en términos de derechos y deberes. Juan XIII insiste especialmente en que el verdadero respeto a la dignidad humana va ligado a la efectiva realización de los derechos y deberes de la persona. Porque «cuando las relaciones de la convivencia se ponen en términos de dere– chos y obligaciones, los hombres se abren inmediatamente al mundo de los valores espirituales, cuales son la verdad, la justicia, el amor, la li– bertad y toman conciencia de ser de este mundo» (P.T., 44). Consiguientemente esos derechos y deberes de la persona se realizan necesariamnte dentro de la convivenica social y en función de ella. 1.2. La preeminencia de la persona humana y la dependencia social La sociedad o agrupac1on humana, cualquiera que sea su carácter, tiene sentido solamente si parte del hecho de que el hombre, tanto en el orden natural como sobrenatural, aparece como una realidad que hacer. La conquista de Dios será el término último, pero inasequible si no es por un crecimiento perfectivo humano. Pues a Dios conquista el hombre en el amor; y no es posible amar sin la donación de un ser que se ha perfec– cionado en el trabajo por la realización de su propio yo. Perfeccionarse para ser, ser para darse y realizarse en el don, parece ser el cielo en el que la existencia personal se realiza y prepara su encuentro con Dios en el amor 1 • Situados en esta perspectiva, la persona aparece como el fin de todas las instituciones, salvo la sociedad eclesiástica en la que el hombre no es antes que la misma Iglesia. Si la persona necesita esencialmente de la sociedad, ésta ha de estar estructurada a medida del hombre. Caben egoísmos humanos, actitudes de soberbia y situaciones de inadaptación que vicien esta estructura. Quien padece esa situación puede desarrollar, 1 Cfr. SETIEN, José María, Comentarios a la Const. Gaudium et spes, BAC 1968, p. 23,3_

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