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DERECHOS DEL HOMBRE EN EL PROYECTO DE VIDA FRANCISC. 167 plicado como acercamiento a la Biblia y en particular al nuevo Testa– mento, que hace pensar en la minoridad como realización de la concep– ción paulina de la exinanitio: despojo o rebajamiento. En este último sentido es como puede considerarse la minoridad como una opción, valor o elemento fundamental del proyecto de vida francis– cana. Un reclamo evangélico que encontramos muchas veces en la vida y escritos de San Francisco y en particular en la referencia al lavatorio de los pies. La mino:::-idad lleva al franciscano a optar por una actitud de pobreza, trabajo y servicio, preferentemente apostólico. Al fijarnos en estas tres concreciones: pQbreza, trabajo y serv1c10, preferentemente apostólico, lo hacemos por razón de método y, porque de no hacerlo así, nos llevaría más lejos de lo que permite un estudio de esta índole y el carácter de una intervención en un Congreso. La pobreza, como expresión de renuncia a la posesión de bienes, ha hecho correr demasiada tinta para que le dediquemos ahora atención. Nos vamos a limitar a un planteamiento del problema en forma de interro– gantes y a recordar previamente que desde la Rerum novarum (1891), pasando por la Mate:r et Magistra (1961) hasta llegar a la Populoruni pro– gressio (1967) se ha dado una gran evolución doctrinal de la Iglesia sobre el concepto de propie:lad. ¿El proyecto de vida franciscana está redac– tado de acuerdo con la tendencia de la sociedad actual que camina hacia una organización socio-económica que asegure no tanto la propiedad de los bienes cuanto el uso y disfrute de los mismos? ¿Ha reflejado en sus normativas el concepto de la función social de la propiedad? ¿Ha admitido como signo de pobreza, o mejor de dependencia, la ins– cripción de los Hermanos a una forma de seguridad que sea social mejor que mutualista? ¿Se ha planteado el problema de que uno de los derechos más fuertemente reivindicados como irrenunciables es el de la posesión? No decimos propiedad, de bienes. ¿Cómo salva el principio de la no posesión individual. cuando la sociedad atribuye la posesión a título individual? En la vida religiosa se renuncian derechos inviolables, como el matrimonio, la libre disposición de bienes, pero hay algunos que son irre– nunciables. El trabajo, que es un valor humano y la forma normal y corriente de remediar las necesidades de la comida, vestido y ayuda a los demás, ape– nas ha atraído la atención de los autores, quienes le han dedicado menos tinta que a la pobreza

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