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VER LA CIUDAD CON LOS OJOS DE DIOS 395 condicionó su mensaje no solamente en las formas, sino en su con– tenido. ¿Cómo se pasa de ahí a un movimiento de componente funda– mentalmente urbana? Quizá el tema de las comunidades palestinas que hasta ahora había sido poco estudiado haya de ser considerado como un puente de transición entre ambas realidades. La diáspora después del martirio de Esteban fue dirigida a un sector, al judeo– helenista, pero el sector de origen palestino permaneció en núcleos rurales, además de estar, lógicamente, en la comunidad de Jerusalén (8,1)12_ De cualquier manera hay que pensar que, aunque la aventura misional de la primera comunidad tal como la conocemos por los textos del NT gire en torno a ciudades, las comunidades rurales siempre estuvieron ahí. De tal manera que hablar exclusivamente de un movimiento paleocristiano exclusivamente urbano nos pare– ce excesiva1 3 • 1.2. La ciudad y las personas: una realidad relacionada Cambiando de registro, y puesto que vamos a analizar la mane– ra de buscar a Dios en la ciudad que han tenido las primeras comu– nidades cristianas según hechos, es necesario percibir la directa re– lación que existe, antes como ahora, entre la ciudad y las personas. Lo primero que hay que decir es que «las ciudades son un con– junto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no son solo de mercancías, son Deusto, Bilbao 2001. 12 Las citas bíblicas sin abreviatura que las anteceda son siempre del libro de los Hechos. 13 J. D. CRoSSAN ~ J. L. REED, En busca de Pablo. El Imperio de Roma y el Reino de Dios frente a frente en una nueva visión de las palabras y el mundo del apóstol de Jesús, Verbo Divino, Estella 2006.

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