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VER LA CIUDAD CON LOS OJOS DE Dms 405 mensaje de Jesús pudiera prender de manera más fácil, más gozosa y más profunda 32 • 2.2. La Iglesia cristiana de Antioquía de Siria La ciudad siria de Antioquía 33 era una ciudad con gran trasfon– do histórico y capital de la provincia de Siria en tiempos del imperio romano, desde el año 64 a.C. Aunque las valoraciones oscilan, en el siglo I tendría unos 150.000 habitantes y sería la tercera ciudad del imperio, tras Roma y Alejandría. La población era rnulticultu– ral e incluía una colonia judía estable que disfrutaba, al parecer, de plenos derechos civiles. La economía era boyante debido a la agri– cultura y al cornercio 34 • Era también conocida por la liberalidad de sus ciudadanos, su «frivolidad» y su tendencia al sarcasmo y a las bromas. Son datos muy genéricos que han quedado en el imaginario que refleja la documentación y el sentimiento popular. Será preciso tenerlos en cuenta. Antioquia reunía una serie de notas que venían corno anillo al dedo al movimiento de Jesús en sus momentos iniciales: una cierta 32 Este desplazamiento se hará a lo largo de la costa (Azoto, Lida, Cesarea, Tolemaida, Tiro, Sidón): la apertura al mar como metáfora de la apertura necesaria para que prenda la semilla del reino. 33 Hoy Antakia (200.000 habitantes), en territorio turco, que hay que distinguir de Antioquia de Pisidia en el interior del Asia Menor (hoy en ruinas, cerca de Yal– va<; de 45.000 habitantes). 34 Se la llama reina de Oriente o dorada Antioquia, denominaciones que in– dican su prosperidad y una cierta opulencia. Las ciudades importantes de la región son Seleucia, Apamea y Laodicea. La provincia de Siria en sí sólo ocupaba en ese momento el norte y el centro de la Siria antigua, comprendía una serie de regio– nes muy urbanizadas y especialmente helenizadas, dentro de la cual, subsistían numerosos principados clientes. Para este momento, se podría hablar de una Siria de ciudades, gobernada desde Antioquía y que gozaba de una posición estratégica fundamental en la costa mediterránea. Augusto, por lo que pudiera pasar, conser– vó siempre el mando para sí mismo y nombró a un legado de rango consular que actuaría en su nombre : A. EGEA V1vANcos, Poblamiento romano en el Alto Éufrates Sirio: Antigüedad cristianismo 22 (2005) 91.

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