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VER LA CIUDAD CON LOS OJOS DE Dros 399 forma de no sucumbir al aislamiento. Los primeros cristianos han cultivado con esmero esta segunda vía 24 • 8. El ámbito ciudadano es más favorable a la propagación de ideas, por simple contagio social. Pero eso lleva a una menor personalización de los mensajes, funcionando más por mime– tismo y poniendo el acento no en las opciones personales, sino en los movimientos externos del grupo. Algo de eso ha querido frenar Pablo cuando ha hablado en numerosos textos sobre «la adultez cristiana», el logro de un creyente cabal (Col 3,12-17; Filp 4,8; lCor 9,24 ss). 9. La ciudad tiene más componente democrático que los ámbitos rurales, que tienden a ser más patriarcales. Pero las minorías tienden a ser tan estigmatizadas o más en la ciudad que en el campo, aunque a priori, éstas pasen más desapercibidas en la ciudad. El cristianismo primitivo era una exigua minoría. Qui– zá por su cercanía al judaísmo sufrió la estigmatización propia de este 25 • 10. La ciudad es frecuentemente camino sin retorno hacia otros destinos. Es decir, quien hace el viaje del campo a la ciudad raramente vuelve a él, de no ser en época distinta. La ruralidad posterior del judaísmo es evidente en el decurso de la historia. Pero el modo urbano del principio fue un quemar las naves lan– zándose a un tipo de comunidad cristiana específica: la que vive en la ciudad y la que va a vivir «siempre» en ella 26 • 24 Ejemplo elocuente es la colecta que Pablo ha llevado adelante a favor de los pobres de Jerusalén tal como se le había pedido en Gal 2,10 y que ha realizado con esmero: 2Cor 8,1-15. 25 Textos como !Pe 3,16-17 tienen un indudable componente estigmatizador. 26 El hecho de que la obra de Lucas apunte al corazón del imperio, a Roma, está indicando esa dirección en modos definitivos.

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