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LA POBREZA ¿MALDICION O LUGAR DE ENCUENTRO? 287 ras 34 ; las especulaciones inmobiliarias a costa de los obreros mal pagados 35 ; las políticas trapaceras que encierran intenciones inte– resadas 36 ; los abusos de la autoridad 37 • Hay en todo el profetismo una línea de continuidad en todo el tema de la denuncia social y el deseo •de crear horizontes de más ihumanidad 38 • Esa coherencia del profetismo de cara a la evidente y múltiple opresión ·social tuvo en reaHdad es,caso éxito 39 , pero no todo fue sermón per,dido, ya que, aunque pequeña y problemática, los pobres encontraron una salida en el a,poyo que el profetismo les prestó y el anhelo de un cambio social se instaló ,definitivamente en el s,eno de Israel 40 • ¿Por qué ha tenido el profetismo este modo diverso de acer– carse a la realida,d social? ¿ Qué éxito real ha tenido? A la primera cues.tión se puede responder: porque ha tenido una diferente per– cepción del hecho religioso y una diferente percepción del heciho sociopolítico. Efectivamente, en Is 5,1-6 vemos el cambio de pers– pectiva en lo religioso. Según este texto, la finalidad última de lo creyente no es Dios sino un nuevo estilo de relación social (justicia y dere'Cho). A eso apunta, en el fondo, todo esfoerzo religioso. Y, a•demás, hay en los profetas un nruevo modo de percibir lo social cuando se ve, en Jeremías por ejemplo, su afán por entender lo político desde el lado de la humanidad y la cordura, no desde la prepotencia y la foerza 41 • Quizá nadie como los profetas han tenido tan claro en el AT la misión de Israel de ser pueblo-alternativa en la historia. Su voz es realmente profética en un ámbito cultural, donde su visión de la vida era una imposible utop:ía. Quizá, por eso, su fracaso foe más doloroso y el provecho que hoy podemos sacar de su intuición, más fecundo. 34 Cf. Miq 3,1-4. 35 Cf. Jer 22,13-14. 36 Cf. Is 8. 37 Cf. Ez 34,2-10. 38 Cf. R. FABRIS, op. cit., p. 111. 39 Cf. Ez 33,30-33; J. L. SICRE, Los dioses ..., p. 149-150. 4 ° Cf. Miq 4,7; Sof 3,12. 41 Cf. Jer 20,1-6; 29.

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