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292 FIDEL AIZPURUA connatural y por su no cuestionamiento radical de la estructura social de la que hace parte. 4) Podrían tener futuro desde una formulación más secular que cuestionara tanto los mecanismos religiosos como la estructura social heredada. Esa, claro está, es justamente nuestra tarea. II. DERIVACIONES Precisamente por la capacidad inspiradora del Mensaje, tras leerlo, se imponen una serie de derivaciones a la vida que, en el caso del tema de la pobreza, cobrarán modos de auténtica inter– pelación. l. INTERPELACION A LA IGLESIA a) Quizá, dicen autores como I. Ellacuría 49 , cela opc10n pre– ferencial por los pobres es una nota de la verdadera Iglesia, al nivel de aquellas que antiguamente definíamos como una, santa, católica y apostólica)). Esto es un simple signo de que la realidad de lo pobre interpela no a la periferia de la teología o de la rea– lidad de la Iglesia, sino al núcleo de ambas. b) El mundo de lo marginado cuando se dirige a la Iglesia postula una desmitificación del lirismo de la pobreza, de toda for– ma de concebir espiritualidades de pobreza desencarnadas de la vida 00 , de toda manera de entender la solidaridad bajo el molde exclusivo, ontológ;icamente tacaño, de la limosna. c) Cuanto más se acerca uno al Evangelio de Jesús desde el lado de la solidaridad con el mundo de lo pobre, más convencido sale de que el Evangelio es patrimonio de los pobres. No entramos 49 Citado por A. TORRES - QuEIRUGA, Opción por los pobres... , p. 30. 50 Ver, por ejemplo, cómo entiende el voto de pobreza de un modo radical– mente distinto la obra de J. B. METZ, Las órdenes religiosas. Su misión en un futuro próximo como testimonio vivo del seguimiento de Cristo, Barcelona 1978, p. 57 SS.

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