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494 FmEL A1zPuRúA DoNAZAR • El tema central de este bloque es la transitividad de Dios en el camino humano, su llamar a la puerta pidiendo participar del banquete de la historia. Esta transitividad es requisito esencial para llegar al sueño de la ciudad nueva. De ahí la importancia de la acogida, del pluralismo, de la inclusión, de la flexibili– dad. • El perfil de Dios que se desprende de estas cartas no es, por mucho que el vidente cargue las tintas, el de un Dios fulguran– te y vengador sino el un Dios «menor» que «mendiga» acogida y amor, que pide ser aceptado en el banquete de la vida y que se alegra con la historia cuando esta funciona con humanidad, con amor. No habría que olvidar este perfil cuando se leen las restantes páginas de Apocalipsis. • Para salir del marasmo de la religiosidad, del moralismo, in– cluso del victimismo, la propuesta de las cartas (y del teólogo del texto en general, según la lectura especular que hacemos) es la bondad esencial que es preciso recuperarla para entender la historia desde parámetros de fraternidad. • Por eso, la resistencia que subyace a la dura experiencia y ex– presión del teólogo es la de una resistencia humanizadora que redima incluso a los victimarios. Situarse fuera del marco de lo humano, con todo lo que eso supone de comprensión, fle– xibilidad, amparo e incluso perdón, es incapacitarse para la comprensión de los derroteros históricos y, desde ahí, de la soñada ciudad nueva. • De ahí que la lectura especular aliente a sustituir el sentimien– to de persecución y sus derivados estigmatizadores y condena– torios por el de fraternidad, horizonte que Dios ha inscrito en el fondo mismo de la creación. FrnEL ArzPuRúA DoNAZAR Facultad de Teología. Vitoria-Gasteiz

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