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CANTANDO EN TIEMPOS OSCUROS 493 universo de la víctir::1a. Cuando ese menosprecio llega a límites altos, la escalada de la violencia y del crimen comienza a funcionar. Pero una vez desatada y ejercida la violencia, ¿cómo tratar el problema del victimario? ¿Q1:é se hace con él? ¿Se le encierra, sin más, en la condena? Es entonces cuando la víctima puede ser «redentora», no solamente colaborando en estrategias de perdón, sino justamente en la posibilidad de poner en pie un tipo de sociedad plural donde la perspectiva ajena sobre las cosas deje de tener el aguijón de la violencia. ¿Es mucto pedir a las víctimas? Quizá sí, pero la soñada ciudad nueva pasa por esta increíble especie de generosidades. De cualquier modo, la figura de Jesús es la de uno que redime al victimario con el respeto máximo a su trayectoria histórica, muy inhumana con frecuencia. A. Torres Queiruga reporta en su obra Recuperar la creación (pp. 232-233) un poema que comienza así: «Si quieres pecar, peca: te lo dice Dios y te lo dice seriamente». Es una metáfora de que «a través del significado obvio y primero está in– tentando decir otro segundo y más hondo, expresa una verdad muy profunda: la del anor infinitamente transitivo de Dios, que solo piensa en el bien y la felicidad de sus criaturas» (p. 233). Jesús no se autovictimiza y regenera al victimario por el máximo de los respe– tos, por el pluralismo más exquisito. Así fundamenta la posibilidad de una reconversión de la persona y, con ello, se abre el horizonte de la ciudad nueva. Conclusiones Tras el esfuerzo de nuestra reflexión podemos condensar en unos breves asertos aquello más relevante que se desprende de las páginas que anteceden: Hemos querid:J poner toda la reflexión, incluidas las deriva– ciones, bajo el tema central de nuestra,lectura social de Apo– calipsis: sueño de la ciudad nueva. Estas páginas iniciales, las llamadas cartas a las siete iglesias, desvelan algunas de las con– diciones que pueden llevar a poner carne al gran sueño de la sociedad nuevcc.