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CANTANDO EN TIEMPOS OSCUROS 489 bondad básica de toda criatura proveniente de su inalienable digni– dad. Estas son las piedras que pueden constituir el cimiento de la ciudad nueva, de la sociedad distinta, del mundo otro. 4. El respeto como ideal de convivencia Una lectura desapasionada y «no religiosa» (no desde la ob– viedad de la perspectiva católica) no puede librarse de la sensación de que Apocalipsis es un libro de alto contenido de intolerancia. Lo que moralmente, o religiosamente o políticamente no cuadra con su paradigma queda excluido. Es cierto que, como parece probable, el autor y su libro son respuesta a una situación de maltrato y per– secución. Por eso se entiende su dura reacción contra un ambiente hostil. Pero, más allá de esa circunstancia, late en su fondo un recha– zo a priori de quien es diferente, de quien piensa distinto, de quien vive con otras prácticas. El teólogo, en un nivel de sugerencia espe– cular, parece indicar, a veces, que es preciso superar ese paradigma de intolerancia y que hay que quienes sueñan con que la comunidad nueva tiene que abLrse a otra dimensión más englobante, más tole– rante, más respetuosa en suma. La relación social sigue planteando hoy, en otros contextos, los mismos problemas que en la antigüedad. El intento más grosero de relación cuestionable es el asimilacionismo: «Este es nuestro país, dicen los asimilacicnistas, si no os gusta, os marcháis». Esto pro– picia un verdadero acoso a quien se considera «tóxico», peligroso para el fantasma de la identidad cultural. Un nivel más flexible es lo que se ha dado en llamar la multiculturalidad o el interculturalis– mo: una mezcla de culturas y estilos de vida que, al final, no llegan a mezclarse. La sensación de fracaso acompaña a esta experiencia y es en la que se mueven los grupos sociales más conservadores. El politólogo italiano Giovanni Sartori, que ya anticipó el fracaso del modelo multicultural al hablar, en La sociedad muítiétnica, de «los extranjeros que no se someten al imperio de la ley» y que persiguen la «desintegración multiétnica y la tribalización de la sociedad» de Occidente. Escribe Sartori que la presencia de «enemigos culturales que rechazan la sociedad pluralista» con atavismos «como el uso del

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