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CANTANDO EN TIEMPOS OSCUROS 481 un adivino y mago amonita a quien Balac, rey de Moab, contrató para maldecir a los israelitas; pero, guiado por Dios, no los maldijo sino que proclamó a favor de ellos las más hermosas palabras de promesa (Nm 22-24). La tradición posterior ha cambiado esa vi– sión y lo presenta como instigador de Israel: utilizó a las mujeres de Baal Fegor para pervertir a los israelitas en prostitución que inclu– ye la comida sagrada e idolatría (Nm 31,16). «De esta forma, [los seguidores de Balaán] "superan" el planteamiento judío de comida y grupo nacional, entendiendo el mesianismo en claves intimistas: quieren ser buenos cristianos, manteniéndose fieles al Imperio, de– fendiendo una doctrina "de gran profundidad", parecida a cierta gnosis posterior, que les permite superar, sin problemas de concien– cia, el riesgo de persecución. Parecen espirituales, pero destruyen las raíces sociales (materiales) del evangelio y Juan les critica por ello» (X. PIKAZA, Apocalipsis, p. 68); b) los que viven según «la doctrina de los nicolaítas» (Kratountas tén didakhén Nikolaitón, Ap 2, 15). El nombre, «quien vence al pueblo» podría aludir a doctrinas elitistas que tal vez, como lo sugieren algunos grupos religiosos, dieron ori– gen a la separación clero-laicos. «Balaamitas y nicolaítas forman una escuela, enseñando (cf. didakhé), quizá con razones sacadas de Pablo (1 Co 8), que los ídolos no son nada y no pueden dañar a los creyentes. Probablemente añaden que la experiencia de Jesús (cf. Me 7, 14-23) ha de entenderse a nivel de vida interna, no de comidas materiales (2, 14-15)» (X. PIKAZA, Apocalipsis, p. 68). De cualquier modo, y en ambos casos, se trata de doctrinas consideradas desvia– das y, por lo mismo, altamente censurables. Sin embargo, y aquí llega el planteamiento especular, hay en la comunidad valores que destacar. Es cierto que el autor los pone en un plano secundario respecto a las desviaciones; pero es tarea especular ponerlos en su justo valor. Tales valores son dos: a) «te mantienes conmigo» (Krateis tau onoma mou, Ap 2,13). Cumplen aquella función básica del llamamiento al seguimiento, tal como aparece en el Evangelio (Me 3,14); b) y además, se han mantenido enteros en el caso del legendario mártir Antipas (Antipas ho martys mou, Ap 2, 13). Estos dos elementos pasan en el texto a un segundo

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