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466 FIDEL ATZPURÚA DoNAZAR 4. Un corazón universal El anhelo de la nueva sociedad que anida en el corazón del vi– dente de Apocalipsis es, ciertamente, muy ardiente. Pero, dado que está muy volcado a la concreta situación de su perseguida comu– nidad, no se halla exento de un cierto componente particularista y hasta sectario. Y un amor sectario es lo contrario al amor que, por naturaleza, y como decían los antiguos, tiende a ser difusivo. Si se reduce al amor, si se lo aísla de la gran trayectoria de lo humano se corre el riesgo de aniquilarlo. Hay comportamientos sociales que hablan hoy con cierta clari– videncia de la hermosura de los amores universales y de su capaci– dad de generar futuro. Subrayemos dos: los voluntariados y el fenó– meno de la adopción de niños. El voluntariado es algo que parece estar de moda, de ahí que sufra duros ataques de parte de quienes, desde posiciones que no se comprometen con nada, piensan que esto es un sarpullido, una moda para gente que trata de tranquili– zar sus propias conciencias. Pero, más allá de estas apreciaciones, la valoración positiva del voluntariado es evidente. Quizá, sobre todo, porque ser voluntario implica no solamente hacer cosas, sino ir aprendiendo una visión distinta de la vida cargada toda ella de posiciones que enriquecen tanto a la persona débil como al mismo voluntario. Efectivamente, al voluntario/a se le pide una creciente y aguzada capacidad crítica para descubrir las posibilidades de los procesos sociales. Además, el voluntario/a sabe que su trabajo, por modesto que sea, no apunta a parchear situaciones sino a contribuir a la búsqueda de soluciones para las causas de la marginalidad y del sufrimiento. Por eso mismo, el voluntariado no puede ser una coar– tada para desmantelar los compromisos del Estado, sino más bien para reclamarlos. Por otra parte, el voluntario/a tiene que aprender que la fragmentación no conduce a nada y que, por lo tanto, son necesarias la coordinación, la coherencia y la concentración de es– fuerzos, renunciando al insensato afán de estar siempre poniendo la firma a todo lo que se hace. Además, precisamente porque no se trata de acciones caritativas puntuales, el voluntario/a tendrá que ir adquiriendo competencia en el trabajo que realiza, lo que no ha de

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