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CANTANDO EN TIEMPOS OSCUROS 447 Para un sector amplio de la sociedad de hoy, lo mismo que para el vidente de Apocalipsis, estas no son armas eficaces, herramientas útiles que lleven a un triunfo real. Pero también hay personas que si– guen tercamente convencidas de que por aquí hay caminos abiertos. Basta echar un vistazo a la prensa diaria para encontrar este senti– miento en muchas de sus páginas y en modos normales. Cuando a la antropóloga Mireya Mayor le dicen si sus investigaciones con los primates en la selva no suponen un abandono de su vida familiar responde taxativa: «Nunca he pensado en renunciar. Explorar no es solo lo que hago sino lo que soy. No tengo ningún sentimiento de culpa. En el fondo trabajo para dejar un mundo mejor para mis hijas» (J. ANTÓN, Me persiguió un gorila, p. 48). Esta victoria la concreta el seguidor de Jesús en una ética de bondad que tiene con horizonte lo que el evangelio llama «amar a los enemigos» (Mt 5,43-48). Ese amor es, justamente una victoria que no excluye, sino que integra de algún modo incluso a aquel que está situado en cualquier ámbito de la enemistad. Esta es la gran victoria del amor que el radicalismo evangélico invita a no dejar de lado jamás ni siquiera al palpar la evidente imposibilidad de cum– plirla. Esto tiene unas tremendas implicaciones sociales que apun– tan a la construcción de una sociedad nueva: «Amar así es poner en primer lugar de mis preferencias a los últimos de este mundo, a quienes más sufren y carecen de todo, empezando por los pobres de siempre, los de antes y los de ahora. Amar así es ser un rebelde contra este sistema injusto de sociedad, de poderes y política que han hundido en la miseria a millones de seres humanos, al tiempo que una minoría nada en abundancias de locura. Amar así es algo que supera lo que da de sí la mera condición humana. Por eso, en se– mejante amor es donde está Dios» (J.M. CASTILLO, La humanización de Dios, p. 253). Un cierto sustrato de Apocalipsis se entiende desde esta certeza de que la mejor y única victoria con futuro social es la del amor, por cándido que parezca el planteamiento. Cuando se le da cuerpo en el hecho social desvela el vigor que anida en él.
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