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442 FIDEL AIZPURÚA DONAZAR 4. Libres del ansia de poder-dominación El poder es un elemento constitutivo de la estructura humana y se muestra en múltiples campos de la actividad personal y social. El problema es el ejercicio de ese poder. Y ahí se inscribe el ansia de dominio a través de formas groseras o sutiles. La lectura especular de Apocalipsis viene a decir que una sociedad nueva será imposible sin tener controlada la voluntad de poder-dominación que es la que hace estragos en la relación humana. «Se trata de un proyecto ambi– cioso y prometeico de conquistar el mundo entero, someter pueblos y dominar la naturaleza. Este proyecto ha sido llevado a sangre y fuego y con enorme violencia hasta donde llegaban las posibilida– des técnicas y políticas de sus agentes. Lo que quedaba atrás era un rastro de sangre, ciudades destruidas, pueblos exterminados, natu– raleza devastada. Es un proyecto, además, que no conoce límites: ha penetrado ya en el corazón de la materia, ha invadido el espacio sagrado de la vida y se propone conquistar el espacio extraterrestre y sideral. Semejante voluntad de poder-dominación no se ha dete– nido ante ninguna clase de tabú, barrera o límite. Es una voluntad esencialmente desacralizadora, porque es radicalmente antropocén– trica. El ser humano, en su voluntad de conquistar, es erigido en parámetro de todos los valores: por encima de él no existe nada» (L. BoFF, Virtudes III, p. 99). Hay personas que, de maneras elocuentes, hacen renuncia explí– cita a esa voluntad de poder-dominación. En el campo de la políti– ca, siempre difícil para la liberación del ansia de poder-dominación, encontramos excepciones como la del citado José Múgica, presiden– te de Uruguay. En el mismo campo del «poder eclesiástico» brillan excepciones como la de Alejandro Labaka, obispo capuchino, que vivió y murió desnudo con las tribus de la Amazonía ecuatoriana. Su entrega, libre de toda dominación le hacia decir a sus misione– ros: «Muy pronto nos dimos cuenta de que el misionero no tiene que esperar a que le desnuden, sino que hará mejor en adelantarse a hacerlo para dar muestras de aprecio y estima a la cultura del pueblo Huaorani: primer signo de amor hacia el pueblo Huaorani y su realidad concreta que choca con nuestras costumbres» ( Crónica

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