BCCCAP00000000000000000001123

CANTANDO EN TIEMPOS OSCUROS 439 ¿Cómo lograr esto en una sociedad crecientemente secular como la nuestra y marcada a fuego por la experiencia de un Dios violento y despiadado? El mismo Hno Roger de Taizé nos da una pista: «Pien– so que desde mi juventud nunca me ha abandonado la intuición que una vida cristiana pudiese ser el signo que Dios es amor y solamen– te amor. Poco a poco surgió en mí la convicción que era esencial crear comunidad con personas que buscasen comprenderse y recon– ciliarse siempre: unce comunidad donde la bondad del corazón y la simplicidad estuviesen al centro de todo». Crear una comunidad creyente, humana, de buen corazón y de maneras simples y direc– tas de relacionarse, una colectividad donde la misericordia no sea paternalismo, sino cuidado del otro, deseo de que se haga justicia con el más débil, anhelo de que el más sólo se sienta acompañado y el más lastimado sea curado. Una comunidad samaritana, he ahí el camino ideal pare. llegar algún día a fiarse del Dios volcado con amor a la vida. 3. Los «testigos sociales», benefactores de la vida Difícilmente se logrará la nueva sociedad por la única vía de las ideas. Son necesarios testigos sociales que encarnen el sueño de esa nueva historia aun a costa de su propia vida. Sin ellos, el camino se haría imposible. Es lo que Apocalipsis llama «mártires» (martireuó: testimoniar). Los mártires religiosos, los así reconocidos por la Igle– sia, son una pequeña parte de una galaxia de testigos sociales de la bondad humana que han acompañado y que acompañan el ca– minar humano. Por no referirnos más que a algunos: pensemos en los testigos que han luchado pacíficamente por algo tan elemental como el reconocimiento de los derechos humanos elementales. Cite– mos por ejemplo a los nóbeles de la paz que son disidentes y por ello sufren maltrato y prisión: Aung San Suu Kyi, líder opositora del go– bierno en Birmania que vive en régimen de prisión domiciliaria con el teléfono interceptado, sin Internet y con las vivitas controladas. El Supremo denegó la libertad de la activista, quien no ha podido participar de las ele;:;ciones presidenciales que se han celebrado en 2010. Shirin Ebadí, que fue la primera juez en Irán en 1975. Aboga-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz