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CANTANDO EN TIEMPOS OSCUROS 431 esperanza de una comunidad que cree en un Dios que hace justicia en la hora de la historia; un Dios que destruye a los imperios y que entrega el poder al pueblo de los santos y de los mártires. Es, en ge– neral, la utopía de los pobres y oprimidos de que finalmente es posi– ble poner orden en este mundo; restaurar el orden del Dios creador y del Mesías Jesús liberador. La utopía del Reino de los mil años nada tiene que ver con las visiones destructivas y horrorosas del fin del mundo. No es una visión sobre el fin del mundo, sino sobre el Reino de Dios que pone fin en este mundo a la idolatría y al crimen de los imperios. Tampoco es una utopía pasiva, pues parte esencial de la utopía es la incorporación al Reino de Mesías de los mártires, de los santos, de todos los que no adoraron a la bestia y a su imagen y no aceptaron su marca. No es tampoco una utopía violenta y ven– gativa, pues los mártires resucitan para reinar como un pueblo de Sacerdotes de Dios y de Cristo: no son guerreros, tampoco son una élite de poder, pues se trata del sacerdocio del todo el pueblo de los santos» (P RICHARD, Apocalipsis, p. 216). La novedad, a nuestro modo de ver, radica en que esta rehabili– tación se hace sin exclusión de los victimarios, de no ser «el diablo» (vv. 7.10). Pero éste es más una personificación de lo inhumano que una realidad personal. Es cierto que el autor no dice explícitamente que la rehabilitación de los mártires que es condición para la nueva Jerusalén se haga sin exclusiones. Pero, al menos, no lo dice posi– tivamente. Quizá en el metarrelato del teólogo esté anidando esa maravilla: la gloria del mártir no se hace nunca a costa del martiri– zador, la gloria de la víctima no se hace a costa del victimario. De lo contrario, volveríamos a crear nuevos mártires sin haber solucio– nado el problema. 4. El poder vencido ( Ap 20,2) La cuarta de las visiones que hace posible la nueva sociedad es aquella que profetiza la derrota del poder del mal tipificado en Satán. «Juan adapta el mito de la prisión de las fuerzas del caos; la nueva sociedad no será perturbada por el tentador, por los princi– pios y las seducciones que falseaban la vida del hombre, y se abrirá

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