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CANTANDO EN TIEMPOS OSCüROS 427 l. Aproximación al texto Vamos a hacer una aproximación desde el increíble intento, como dice J.J. Millás, de que «siempre que expresamos algo litera– riamente tenemos la obligación de estar diciendo otra cosa. Aunque no sepamos qué. Es la parte oculta, el alma, el espíritu de la letra» (J. CRuz, El desdoblamiento, p. 4). Este tipo de lectura que se aven– tura por caminos ignorados es, quizá, la que puede ayudarnos a ir poniendo las bases de una lectura social en que la Palabra pueda ser realmente lámpara en nuestro caminar histórico. l. No habrá ya maldición ( Ap 22,3) No cabe duda de que el autor de Apocalipsis sueña vivamente con la realidad de un mundo nuevo. Agobiado por la situación de persecución bajo Nerón o, quizá, de Domiciano y su culto imperial, o tal vez por persecuciones locales y puntuales, su anhelo se dispara hasta ir más allá de las fronteras históricas de su dura situación: tiene que haber posibilidad de vivir en un mundo nuevo. Conecta así con los anhelos de la humanidad, sobre todo de la parte oprimida, que nunca se ha resignado totalmente a un estado de opresión. Es entonces cuando se dispara su deseo y su imaginación para cons– truir la hermosa «teoría» de la ciudad nueva, de la Jerusalén defi– nitiva, de la patria libre. Haría suya la ferviente plegaria de Tagore: «Permite, Padre, que mi patria se despierte en ese cielo donde nada teme el alma, y se lleva erguida la cabeza; donde el saber es libre; donde no está roto el mundo en pedazos por las paredes caseras; donde la palabra surte de las honduras de la verdad; donde el luchar infatigable tiende sus brazos a la perfección; donde la clara fuente de la razón no se ha perdido en el triste arenal desierto de la yerta costumbre; donde el entendimiento va contigo a acciones e ideales ascendentes ... ¡Permite, Padre mío, que mi patria se despierte en ese cielo de libertad!» ( Gitanjali, n. º 35). Pero ese sueño lo vive el texto en una formidable tensión entre el vidente y el teólogo. Sueña el vidente una Jerusalén nueva, bella, hermosa, una edad futqra plena, absolutamente nueva: «Todo lo

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