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MISTERIO DE EXCLUSIÓN 89 4) El anhelo de un pensamiento plural, no colonialista Al autor de Judas se le podría de tildar de tener, al menos en materia de religión cristiana, un pensamiento único y, por ello, co– lonizador, impositivo. No sabría como asumir una pluralidad de pensamiento en torno a la realidad de la fe. Por eso, quien tiene otra visión, por muy errada que esté, se le considera «infiltrado», ele– mento que emponzoña la verdad. Lo malo del pensamiento único (la misma expresión es contradictoria, el pensamiento, para que sea de calidad, ha de ser plural) son sus pretensiones colonizadoras. Es– tas pretensiones pasan por encima de las necesidades del individuo, de sus procesos y de sus situaciones específicas e imponen a todos el similar yugo de la ideología dominante. «Ninguna universalidad es válida desde el momento en que pasa por alto "la unidad" de los individuos, unicidad de un hambre, una necesidad, un amor» (R. MATE, La herencia del olvido, p. 17). Por eso mismo, la lectura de textos corno la carta de Judas ha de provocar, de rebote, el efecto de anhelar un pensamiento plural, no colonialista, capaz de respetar, tener en cuenta, apreciar y absorber lo positivo de toda visión de la realidad. Durante años hemos sido cebados con discursos dogmá– ticos: parecía que los políticos, sociólogos y economistas tiraban en la misma dirección. Ahora descubrimos que hay un debate y que lo que se presentaba corno leyes intangibles de la naturaleza está refutado por parte de los expertos. La complejidad de la realidad ha acabado con el último dogma: el pensamiento único. Tenemos que discutir con quienes lo han hecho hegemónico. Por todo ello, la ya «vieja» intuición de G. Vattirno que llamó "pensamiento débil" aún sigue vigente porque, en el fondo y más allá de contradicciones, seguimos anhelando «frente a una lógica férrea y unívoca, la ne– cesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical del partido, la necesidad de apoyar a los movi– mientos sociales trasversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística, la recuperación de un arte popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las culturas» (G. VATTI– Mo, El pensamiento débil, p. 17).

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