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426 FIDEL AJZPURUA DONAZAR dar en la vida en los criterios y modos de comportamiento de Je– sús que potencian lo humano hasta el fondo, Así, la Palabra que es el Jesús reorientador de la vida activa a la persona en la dirección de una fe humanizadora, siendo la misma persona la beneficiaria de esta mutación salvífica. Ese es el milagro verdadero, el signo de la fe. Esta sencilla muestra de textos joaneos insinúa con claridad el modo de «hablar» de Dios cuando utiliza el lenguaje de la histo– ria en la persona de Jesús de Nazaret: Dios habla en total mezcla con la realidad de la historia, hasta poder «palpan la realidad de Dios dirigiéndose a nosotros; así, nuestro proyecto de vida tiene la garantía de Dios, garantía de su propio éxito, diaamizando la vida de la forma más activa por la potencia humanizadora de la Palabra que es Jesús. En esta densidad habla Dios con nuestra his– toria; por eso el Mensaje nos es revelador y vehículo de diálogo con el anhelo mismo de Dios sobre nosotros. 3. TRADUCIR PARA EVANGELIZAR Todo este hermoso entramado necesita una traducción a acti– tudes sencillas diarias que dejen ver que el lenguaje de Dios en la Palabra y el lenguaje de nuestra historia no sólo no se mueven en ámbitos diversos sino que se potencian de alguna forma el uno al otro. Hablar con humanidad Dios habla en el Mensaje con toda la gama de acentos humanos que la historia es capaz de suscitar. Habrá que ofertar la fe domi– nando ese abanico de lenguajes múltiples, en conexión con la plu– ral hermosura de los lenguajes bellos, profundos, humanos, senti– dos, delicados, afables. Hablar al corazón Puesto que el lenguaje de Dios en el Mensaje no busca impo– nerse sino cautivar, deslumbrar con gozo, atraer, hacer vibrar el
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