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324 FmEL A1zPuRúA posibles. Resulta ardua la tarea de liberarse de este miedo pero, sin este trabajo, el miedo bloquea la libertad. 2) La tiranía de los códigos y su crítica: La carta a los Gálatas puede ser entendida como una incitación a liberarse de códigos mediante la adhesión a Jesús. Por eso mismo, tal adhesión no puede entenderse como un nuevo código pues caeríamos en las mismas contradicciones. Podría calificarse a la tiranía de los códigos como «inevitable» en la medida en que va asociada a las normas y éstas a los sistemas. Así como parece imposible subsistir socialmente sin sistemas, adespóticamente, del mismo modo resulta imposible imaginar la convivencia sin normas. Otra cosa es que se sucumba a la consiguiente pretensión de las normas de ocupar el centro de la vida social tiranizando al individuo. «Contra la Justicia legal y sus palacios, sus hombres llamados de ley -tan a menudo por encima de ella ...-, prefie– ro una Justicia que nos devuelva a la equidad. ¿La equidad? Aquello que devuelve a cada uno según el principio de una jus– ticia natural, independientemente de las cristalizaciones polí– ticas y jurídicas del momento. Obviamente, esta naturaleza no proviene del derecho natural de los cristianos, que esconden bajo esta expresión el poder supremo de su Dios, ella nombra, más bien, aquello que desagrada, despierta la cólera, estremece y promueve la camaradería con los desheredados, los desam– parados, los olvidados, los simples, los desperdicios del sistema liberal», (M. ÜNFRAY, La filosofía feroz, p. 77). ¿Cómo escapar a la tiranía de los códigos? Mediante el activo ejercicio de la crítica y por el anhelo de un orden social digno. La crítica a los códigos ha de hacerse con la misma cer– teza de ser conciencia de la época que, al decir de Nietzsche, ha de tene~ el filósofo. Es una tarea dura, involuntaria, ineluc– table, pero grandiosa. Sin ella, el sistema fagocita la libertad y entroniza a la norma. Y, además, la crítica a los códigos no puede ir disociada el anhelo de un estado social basado en la más elemental dignidad. «Ha de seguir enfatizándose que la lucha por la libertad, incluso para el más metafísico de los se-

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