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EL PERFIL PllOFETICO DE JESUS Y SU COMUNIDAD 213 que se pone de manifiesto que esta efusión del Espíritu es signo claro de los últimos días. Por todo ello 81' puede decir que, según Hechos, el Espíritu del Señor como concretización de la verdad de Jesús en el hoy de la historia es el dinamismo primero y mayor que ha puesto en marcha todo lo cristiano. El Espíritu, como el resucitado, es para la comunidad una fuerza viva y actuante. Viva hasta comprobar que en la segunda generación, de cristianos el Evangelio estaba ex– tendido ,en casi todos los países entonces conocidos, a pesar de que las dificultades fuerOD1 grandes y nume:,;osas (una de las cuales, la dificultad de la diversidad de lenguas). Presencia viva para sos– tener en la debilidad del creyente la certeza probada de que el camino de Jesús es el verdadero. Presencia traducida en valor 78 para pensar que también en los ajenos a Jerusalén podía tener eco el Mensaje de Jesús. Espíritu generador de certezas fundamentales como la de que el hoy de la humanidad es, por Jesús, el final del proceso de la actuación de Dios en la historia humana y que esto está llainado a plenitud. En esta decisiva unidad con el Espíritu, decimos que la comu– nidad cristiana integra, desde su nacimiento, la base de la profecía. Así es, la misión de la comunidad de seguidores, investida por el Espíritu, tendrá que ser n. .ecesariamen.te profética, alentada por el Espíritu que sostiene el modo de vida profético que no es otro que el del mismo Jesús, profeta para la historia. b) Profetas desd~ ~ experiencia de Jesús El NT contiene abundantes huellas de la catástrofe que supuso para el grupo, de seguidores iniciales la muerte precipitada y vio– lenta de Jesús. Tal vez el situar Jn 21 en una actividad laboral de pesca esté aludiendo a la vuelta al trabajo tras el paréntesis de la misió:QI con Jesús. La muerte hizo que las cosas volvieran «a la normalidad». Sin embargo, he ahí la gran obra del Espíritu, la figura de Jesús, en la paulatina, plural y prolongada experiencia resurreccional irán aglutinando la fe y las personas de estos segui• dores de primera hora. 78 Luego se hablará de la parresia en 4,13, etc.