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EL PERFIL PROFETICO DE JESUS Y SU COMUNIDAD 207 razón de ser teológica del mismo : el encuntro con Dios que pos– tula d Templo se da en toda su intensidad en la mediación his– tórica de Jesús (en la mediación de la historia sin más), asurnrto definitivo para el que el culto podría ser ayuda si se entendiera exclusivamente como mediación, no como fin. No parece que sea otro el sentido final de textos como Jn 2,13-22. En la cuestión de los dirigentes religiosos lo que los textos del NT critican, sobre todo ~n Jn, es el alejamiento de estos dirigentes de su finalidad última y peculiar : ser autoridad salvífica, mediación de fe para dpueblo. En una palabra, Jesús, y así lo ha visto la comunidad, ejerce una crítica profética a sus propias instituciooes en la medida en que no sirven al hecho de la fe corrompiendo la finalidad de la historia. Por e,so, má,s que denuncia de tipo religioso, es, en el fondo, denuncia de tipo teológico y antropológico: por el aprecio a Dios y al hombre se rechaza lo inhumano de un modo social de vida que aleja de Di.os y oprime al hombre. b) Profeta en la historia de un pueblo op,rimido Este es un punto delicado, dada a veces la interesada lectura que se ha hecho en todo lo concerniente a la cuestión política. Po– dría pensarse que Jesús fuera un resignado político, dada la se– cular opresión de Israel desde el 587 a. C. hasta los días del im– perio romano 55 • Para otros Jesús habría sido un exaltado líder político que la ideología del NT pacificó y amaestró 56 • Sín1 partir de posiciones tomadas conviene dejar hablar a los terx:tos. Hay en este sentido uno muy elocuente: Mt 22,15-22 y par. 54 Sobre todo en el asunto de la apropiación de la Pascua bajo la expres10n «Pascua de los Judíos,,. Cf. Jn 2,12; 5,1-3; 7,1-2. A partir de Jn 12 se omite la determinación «de los Judíos,,. Es la Pascua de Jesús. 55 En este sentido, no deja de tener una cierta carga irónica la frase de Jn 8,33. 56 Así lo han defendido autores como R. ErsLER y S. G. F. BRANDON, teorías difundidas por O. CuLLMANN, Sin embargo esto es difícil de sostener ya que parece probado como imposible el que hubiera en tiempos de Jesús un movimiento orga– nizado de resistencia armada. Cf. J. GrnLET, Un mouvément de résistance armée au temps de Jésus? en Revue Théologique de Louvain 5 (1974) 409-426.
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