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EL PERFIL Pl\Oi!'ETXCO DE JESUS T SU COMUNIDAD 205 éli él ptófétism.o ya que, según la fe de la comunidad expresada en textos como Jn 4,19, Jesús sería el que integra en sí toda la tradición profética 44 • El pueblo de alguna forma lo veía así 45 y los dirigentes le querían negar esta característica 46 , Pero el EvJn, en textos tan. significativos como Jn 9,17, ve en, él el profeta de– finitivo que saca a flote la debilidad en que se halla sumida la per– sona y la plenitud que ésta recibe de la manifestación mesiánica del Hijo. En este sentido, Jesús no solamente sintetiza la espi– ritualidad del profetismo sino que añade a ella la definitividad de lo mesiániéo, de lo salvífico. Las primeras generaciones de cristianos han comprendido per– fectamente lo definitivo del profetismo mesiánico de Jesús al ex– presarse en textos como este: «En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los pro– fetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo» (Beb l,l-2a). Justamente en esa definitividad suya encuentra su sentido el posterior profetismo de la comunidad ·cristiana. Por lo tanto, la actividad profética no solamente deja de tener su razón de ser en la definitividad de Jesús sino que se ve del todo impulsada por el carácter salvífico, liberador, humanizador con que Jesús ha dotado a la nueva pro,fecía. 3. JESUS, PROFETA EN SU HISTORIA Precisamente porque lo cristiano tiene ese otro componente que es la confrontación co,n lo histórico, podemos ver en el talante profético de Jesús una serie de rasgos que sitúan su actividad pro– fética .en lo más inmediato y concreto, de su historia 47 • Evidente- 44 Aludiendo a la figura escatológica del profeta según tradiciones próximas a Dt 18,15.18. 45 Cf. Jn 6,14. 48 Cf. Jn 7,52. 47 Rechazamos por simplista la visión de E. LEVINE, Un judío lee el Nuevo Testamento, Madrid 1980, donde, negando a Jesús la condición de profeta, le cali– fica de «apocaliptico» por su desentendimiento de la historia concreta. Cf. pp. 134-142.
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