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LA ESPERA PRÓXIMA (2 Pe) 413 La Escritura leída en el marco de la comunidad es, también, una herramienta decisiva para mantener avivada esa lucidez nece– saria para leer las situaciones de dificultad. «Ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales» (Hoti pasa prophéteia graphés idias epiluseós ou ginetai: l ,20). Es la co– munidad que se vuelca a la Palabra la que encuentra en ella un a– poyo decisivo. No se trata de buscar soluciones mágicas a los pro– blemas, sino de asentar una confianza común que la Palabra con– firma. Así puede mantenerse el norte en el torbellino de los días. 2) Segundo momento: una vida disoluta y contradictoria El problema está a la vista. Para el autor es tanto o más un problema ético que doctrinal. O de otra manera: la desviación éti– ca impide la correcta experiencia de lo doctrinal, de lo espiritual. Por eso, dependiendo del estilo fustigador de Judas, arremete con– tra quienes pretenden otra doctrina y tiene como «base» una vida disoluta y contradictoria. Aquí, una vez más, los hechos desmien– ten a las teorías 18 • La vida que llevan esos sedicentes espirituales, gnósticos, es, para el autor, totalmente cuestionable. Son una contradicción vi– viente: dicen que la resurrección se ha efectuado ya, pero, en pri– mer lugar, llevan una vida disoluta: «Muchos los seguirán en su li– bertinaje y por ese motivo el camino verdadero se verá difamado» (Kai polloi exakolouthésousin autón tais aselgeiais, di'hous hé hados tés alétheias blasphéméthésetai: 2.2). La acusación es inconcreta y no se puede saber exactamente a qué tendencia ideológica se ad– hieren esos tales. Pero su libertinaje contradice sus planteamientos espirituales 19 • Por eso mismo, tomarlos en consideración es para el autor contribuir al deterioro del Mensaje, viejo argumento ya usa- 18 Argumento muy común en las Católicas que hay que tomar con cuidado, porque quien acusa solamente, por eso no tiene la razón. 19 Parece cosa común a muchos planteamientos «heréticos» la facilidad para mezclar espiritualidad y comportamientos morales cuestionables. Ver la novela de J.L. SAMPEDRO, La vieja sirena, Barcelona 1999.

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