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LA ESPERA PRÓXIMA (2 Pe) 411 1. Lectura sincrónica Aunque se presentan como un testamento de Pedro, 2 Pe es el más tardío de los escritos del NT (de la primera mitad del siglo 11) por su lenguaje, por su mundo conceptual, por el deterioro creyen– te, por su relación con Judas. Este último rasgo es decisorio, pues marca mucho al escrito 13 • Da la impresión que ya han desapareci– do la primera y segunda generación de las comunidades cristianas. El mundo conceptual de la carta indica una época en la que ha cambiado el léxico cristiano. El autor conoce, además, los escritos de Pablo, seguramente redescubiertos tras haber «dormido» du– rante años. Tuvo problemas para ser incluida en el Canon y sola– mente lo logró a partir del siglo V. Quizá parezca que este conjun– to de datos hacen al escrito irrelevante. Pero, dentro de sus límites, puede ser útil para suscitar la reflexión aunque, como hemos di– cho, quizá haya que ir, a veces, en su «contra». La estructuramos en base a cuatro momentos: 1) Primer momento: En guardia Como es común en esta clase de escritos, se comienza ponien– do en guardia ante el auditorio contra aquellos que se han desvia– do del considerado camino recto. Posiblemente se aluda, como en 1 Jn, a gente de tendencia gnóstica 14 • El creyente puede verse en– vuelto en una fuerte confusión. Por lo que se quiere suscitar luci– dez para entender las tretas de quien pone trampas: «Estad en guardia para que no os arrastre el error de esos hombres sin prin– cipios y perdáis pie» (Phulassesthe hina mé té tón athesmón plané sunapachthentes ekpeséte tou idiou stérigmou: 3, 17). Esa lucidez, como se dirá luego, estará nutrida por el recuerdo vivo de Jesús 13 Véase sobre todo la relación entre 1,5 con Jds 3; 1,12 con Jds 4-16; 3,2-3 con Jds 17-18; 3,14 con Jds 24. 14 No se les nombra, ni define claramente en qué consisten sus errores, sólo se ataca su comportamiento. Por alusiones se puede colegir que se trata de un grupo sedicente cristiano, de tendencia gnóstica, que negaba ciertos supuestos de la fe y no creía en una escatología final porque sostenían en una resurrección ya efec– tuada, como no era raro en otros círculos (2 Tim 2,18).

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