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LA ESPERA PRÓXIMA (2 Pe) 409 «aguijón apocalíptico» que si desaparece de la experiencia creyen– te, ésta de adocena y se banaliza 8 • Las religiones han amasado su experiencia con este elemento del tiempo. Muchas de ellas han huido de él poniendo la verdad de su experiencia en un tiempo extrahistórico. Eso es eludir el proble– ma y desenfocarlo. La escatología que maneja el Jesús evangélico es histórica, temporal: se inicia en el ahora y se plenifica en el des– pués. Pero ambas etapas están íntimamente unidas y son depen– dientes la una de la otra. Despojar a la experiencia evangélica del elemento temporal es vaciarla de sentido. Esto tiene consecuencias decisivas a la hora de intentar ser creyente en la temporalidad. Bien entendida, la experiencia de Jesús es temporal en cuanto irrumpe en el tiempo. Por eso, la gran tentación de la espirituali– dad y de la teología es la intemporalidad, situarse en ámbitos no afectados por el tiempo 9 • Podría pensarse que todos los creyentes han caído en esta trampa descomunal de la intemporalidad. Pero no es así. Hay quie– nes, inmersos en situaciones vitales de gran tensión humana, an– helan la llegada del día de la justicia y por eso luchan, para que ese día se acorte. Son los profetas, los «centinelas» que otean el hori– zonte al que está destinada la vida 1 º. Gracias a ellos/as se puede 8 «El seguimiento se da de la mano con una radical existencia en esperanza con aguijón apocalíptico»: J.B. METZ, Las órdenes religiosas. Su misión en un fu– turo próximo como testimonio vivo del seguimiento de Cristo, Barcelona 1978, 91. 9 «Bajo el predominio de un ideal evolucionista del tiempo, la idea del reino de Dios es rigurosamente destemporalizada por unos e integrada por otros en un esquema evolucionista en el que la categoría de la consumación está ya calculada de forma procesual-evolutiva: el reino de Dios se convierte en mera utopía que se va realizando a lo largo del "progreso". Ambos planteamientos traicionan el núcleo temporal específico del mensaje del reino de Dio»: J.B. METZ, Lafe en la historia..., p.184. 10 «A ti, hijo de hombre, te he puesto como centinela para la casa de Israel, apenas oigas que una palabra sale de mi boca, tendrás que advertírselo de mi parte» (Ez 33,7). «No podemos olvidar que en estos viejos tiempos, ya gastados en sus valores, hay quienes en nada creen, pero también hay multitud de seres hu-

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