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LA ESPERA PRÓXIMA (2 Pe) 431 clesialización» y por una intensa humanización. Si no se acep– ta, por empobrecedor y reductivo, un camino así, la divergen– cia de caminos entre sociedad e Iglesia no hará sino aumentar. 4) Una espera amasada en la historia: De esa manera ha de ser la espera próxima. Si se aleja de la historia pierde su marco refe– rencial. Quizá para ello haya que elaborar una nueva noción de trascendencia. Hasta ahora, siguiendo el sentido literal del vocablo, la trascendencia ha sido entendida como un salir fue– ra, hacer un éxodo, darse con ahínco a la búsqueda de Dios mediante técnicas cúlticas, orantes, ideológicas, caritativas, etc. Todo ese esfuerzo se ha saldado con un notable fracaso porque late en él el anhelo siempre humano de atrapar al Ina– trapable65. Habría otra manera de entender la trascendencia como trascendencia histórica: es aquella que orienta su búsqueda de Dios en las mismas estructuras históricas, con– fiado en la Palabra que dice que Dios habita en el fondo de la vida 66 . Por eso mismo, la tarea ya no será salir de estas estruc– turas sino, por el contrario, adentrarse más en ellas para per– cibir que Dios ha puesto su morada en el fondo de la misma, fondo de debilidad, para sanarlo reorientado, apoyar y permi– tir así que se construya sobre él la persona nueva 67 . Esta nueva orientación no es menos espiritual que la anterior y posibilita, de la Iglesia, porque todos saben consciente o inconscientemente que ella perdió toda vigencia. La "Gaudium et Spes" perdió toda su importancia, sin contenido real, porque sencillamente hoy no tiene aplicación. En este caso la Iglesia debe expresar su testimonio de otra manera. Hoy día, publicar documentos o hacer discursos carece de importancia. Nadie lee esos documentos, proclamaciones, lla– madas y cosas semejantes. Para el FMI todo eso carece de importancia. El mun– do actual necesita recibir mensajes más concretos, más vigorosos, que consigan movilizar los "media" y despertar la atención y la emoción de las masas» (J. Comblin). 65 Ejemplo de ese tremendo esfuerzo es, además de la vida y obra de muchos místicos y teólogos, escritos como la novelita de H. HESSE, Shidarta, Barcelona 2002. 66 Cf Jn 14,23. 67 CfRom 7,14ss.

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