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426 FIDEL AIZPURÚA DONAZAR tivo de la humanidad que, aunque persistente (y hasta rever– deciente) en temas religiosos, se ve incapacitada para asimilar una trascendencia intrahistorica, después de haber dejado por imposible la extrahistórica. Sin embargo animar a descubrir la presencia de Dios en el fondo de la vida desde un entronque antropológico común podría abrir algún cauce de solución no tanto al ateísmo, sino a la colaboración real entre creyentes y no creyente. De esa colaboración podría brotar un tipo de «fe» que quizá no sería la fe religiosa, pero podría ser la fe del futuro. 3) Contra el egoísmo mundial: La espiritualidad de la espera pró– xima demanda una lucha a brazo partido contra el egoísmo mundial. El egoísmo es el disolvente de la espera próxima. Pe– ro cuando alcanza dimensiones mundiales, el horizonte de la vida desaparece. Cualquier iniciativa que tienda a controlar y frenar ese egoísmo es un trabajo que favorecen la espera pró– xima49. No habría de ser óbice para no apoyar estas iniciativas la persistente presencia del egoísmo nacional, sobre todo por parte de las naciones más poderosas del planeta. Es preciso escuchar a quien apela a nuestra responsabilidad para hacer– nos ver que hoy, quizá por primera vez, la humanidad tiene los medios para erradicar la pobreza a nivel mundial y que es su responsabilidad el hacerlo 50 • La lucha contra el egoísmo 49 Tomando, por ejemplo, los llamados Objetivos del Milenio. Los ocho obje– tivos de desarrollo del Milenio, que abarcan desde la reducción a la mitad la po– breza extrema hasta la detención de la propagación del VIH/SIDA y la consecu– ción de la enseñanza primaria universal para el año 2015, constituyen un plan convenido por todas las naciones del mundo y todas las instituciones de desarro– llo más importantes a nivel mundial. Los objetivos han galvanizado esfuerzos sin precedentes para ayudar a los más pobres del mundo. so «Aún tenemos tiempo para alcanzar los objetivos, en todo el mundo y en la mayoría de· los países, si no en todos, pero sólo si logramos romper con la rutina. El éxito no se logrará de la noche a la mañana, sino que requerirá trabajar de ma– nera continua durante todo el decenio, desde ahora hasta que termine el plazo. Se necesita tiempo para formar a maestros, enfermeros e ingenieros; lleva tiempo construir carreteras, escuelas y hospitales, así como fomentar empresas grandes y pequeñas que puedan generar los empleos e ingresos necesarios. Por consiguiente,
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