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LA ESPERA PRÓXIMA (2 Pe) 423 Por eso, la recuperación de la profundidad, dimensión pérdi– da, es una tarea prioritaria de las sociedades y de las personas. Para ello habrá que comenzar por caer en la cuenta de cuánto se ha separado uno del sentido fundamental de su vida; ésa ya es una manera de acercarse a él. Un segundo paso será perci– bir que existe cerca la sabiduría que nos habla de la profundi– dad, en mil maneras, por mil circunstancias y personas 42 . Y luego, manera decisiva de engendrar futuro, habría que enca– rar el lado más duro de la existencia, como camino para llegar a intuir la verdad de lo que somos. Es preciso romper esa «conspiración de silencio» que la sociedad ha tejido en torno a nuestras limitaciones 43 . Ahí se esconde el secreto de lo pro– fundo. 5) Benignidad versus condena: Una de las maneras más comunes que tenemos los humanos de encarar la limitación ajena es usar el mecanismo de la condena. Este mecanismo es el que usa 2 Pe y las religiones lo han empleado también con profu– sión. Pero hay que decir que tal mecanismo deforma la reali– dad, ante la evidencia de que en el interior de toda persona, incluso de la más criminal, reside una parte de indudable bon– dad44. Por eso, sería mucho más productivo enfocar la reali– dad débil desde la benignidad, la acogida y la colaboración. Ésa ha sido la manera de actuar del mismo Jesús y de muchas personas que se han aproximado al secreto de lo humano. Es- 42 «La sabiduría de todos los tiempos y de todos los lugares de la tierra nos habla sobre el camino a nuestra profundidad. Camino que ha sido descrito de mil maneras diversas. Pero todos quienes se han esforzado en andarlo, místicos y sacerdotes, poetas y filósofos, letrados e iletrados, todos los que lo han recorrido -bien sea mediante la confesión, examen en soledad, por catástrofes internas o externas, plegarias o hundimientos- todos han dado testimonio de la misma experiencia»: Jbid., p.112. 43 «La información veraz sobre nuestra realidad (de enfermedad no curable) es dura de asimilar, pero constituye una base sólida a partir de la cual podemos seguir luchando por nuestro futuro»: R. BAYÉS, Cuando la curación no es posible: El País, jueves 8 de noviembre de 2007, p.33. 44 Como lo muestra magistralmente el film «Pena de muerte» de T. Robbins.

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