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420 FIDEL AIZPURÚA DONAZAR rio, quien vive la espera próxima trabaja para que la justicia habite en la historia y ésta se transforme en un cielo nuevo y una tierra nueva. No es realidad que va a venir dada de sí, sino que requiere la colaboración de toda criatura. Y una segunda consecuencia es estar en paz con Dios: «Poned empeño en estar en paz con él» (Autó eurethenai en eiréné: 3,14). Vivir en la espera próxima conlleva el alejamiento del temor y de la culpa 36 • Puede ser que el la expresión petrina anide en ella mis– ma el temor a un Dios con el que hay que procurar estar en paz. Pero la paciencia de Dios demuestra que es posible alejarse de un Dios que inspira temor hasta llegar a la certeza de que no es más que amor. Esa es la fuente de la paz personal y la evidencia de que no se puede vivir la espera próxima en el sentimiento de culpa. 2. Lectura antropológica Vamos a desvelar algunos rasgos o componentes que conec– tan con la espiritualidad de 2 Pe y que pueden ayudar a ahondar en los trasfondos de un escrito como éste. 1) La correcta inserción en el tiempo: Puede parecer que es una cuestión técnica o filosófica. Pero, en realidad, toca también a la estructura humana. La ciencia actual nos dice que la tierra lleva funcionando cerca de once mil millones de años y que puede continuar haciéndolo por otros seis mil millones de años más. La trayectoria humana, no superior a cinco millo– nes de años, puede ser considerada como una «estación de hombre entre dos mareas» 37 , algo parentético, de poco relieve. Una correcta inserción en el tiempo habría de entenderlo co– mo la gran posibilidad que tiene la estructura humana de lle- MACHO, El Evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario exegético, Cór– doba 1993, p.109, n.9. 36 Como también dice 1 Jn 4,17-18. 37 «Une saison d'homme /Entre deux marées» (L. Aragon).

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