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380 FIDEL AIZPURÚA DONAZAR cio, lugar concreto, inmueble y hogar que sugiere la relación ínti– ma, de amor, que existe entre los miembros de una familia o nú– cleo relacional. Así en Jn 2,17, dentro de una escena polémica con el judaísmo antiguo por razón de la institución del Templo, se em– plea, citando al AT (Sal 69,10), el vocablo casa (oikos): «El celo de tu casa me devora» (Ho zélos tou oikou sou kataphagetai me). Mientras que en Jn 14,2, en una instrucción dirigida a la comuni– dad, se emplea el término hogar (oikía): «En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos» (En té oikia tou patros mou monai po– llai eisin). Es decir, para el creyente las relaciones con Dios han de ser hogareñas, de total intimidad y confianza, capaces de construir una relación de amor. Esa será una de las condiciones para poder asimilar el Mensaje central de la buena nueva joánica que no es o– tra sino la de que la historia humana es una historia acompañada, con Dios dentro (Jn 14,23) 3 • De esta necesidad elemental de contar con un amparo hoga– reño brotan muchas situaciones sociales que, en modos y medidas diversas, afligen a amplias capas de la población mundial. El tema de la vivienda, debido al fenómeno del acelerado urbanismo mun– dial, afecta ya a más de dos mil millones de personas 4 • Los proble– mas de vivienda que afligen a nuestros países desarrollados casi nada tienen que ver con los países del tercer mundo. Pero ambos brotan de la necesidad común de tener un techo propio, un ámbito de amparo material y, sobre todo, humano que haga la existencia asumible e incluso gozosa. Esta tendencia casi irrefrenable conlle– va el peligro de creer que el amparo se logra únicamente con la materialidad de la vivienda cuando la realidad es que la relación 3 Las cuatro condiciones se proponen en Jn 14,1-25 y son: es preciso relacio– narse con Dios en modos hogareños; hay que lanzar a Jesús que es camino hacia el padre; se debe tener avivada la certeza de que al final del camino histórico, si lo hace unido a Jesús, se topa uno con el Padre; la oración de Jesús por el creyente viene en socorro de cualquier imposibilidad. Estas cuatro condiciones posibilitan la comprensión de una vida acompañada, ampara por el Padre. 4 Actualmente unos tres mil millones de habitantes del planeta, el 50 por cien– to, residen en áreas urbanas y el problema de la vivienda es una crisis ya existen– te. En un cuarto de siglo se agregarán otros dos mil millones.
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