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392 FIDEL AIZPURÚA DONAZAR conserva todos sus derechos independientemente de sus opciones de fe. La certeza de ser ciudadano con derechos no solamente no está excluida de la carta sino que en el acatamiento de toda insti– tución humana van implícitos. 5) Conclusión: La santidad de vivir Es algo que también conecta con 1 Jn 30 • El autor parece con– cluir que, en cualquier circunstancia, la vida de quien se siente am– parado por la comunidad, lugar donde se cura de sus heridas his– tóricas y donde encuentra la fuerza para vivir en integridad huma– nizadora, ha de ser una vida «santa», es decir, en la línea humani– zación del mismo amor del Padre: «Igual que es santo el que os lla– mó, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta» (Alla kata ton kalesanta humas hagion kai autoi hagioi en pasé anastrophé genéthéte: 1,15). Ha comprendido el autor que se es hijo de Dios en la medida en que la actuación histórica vaya en la línea de la bondad y la justicia, porque ésa es justamente la línea reactuación del amor del Padre 31 • 2. Lectura antropológica Aunque en un segundo plano, 1 Pe sugiere una serie de conte– nidos antropológicos que merece la pena subrayar. Son, en su mo– do difuminado, el cimiento real de muchas de nuestras actuacio– nes. 1) La casa de la persona es la persona: La búsqueda de amparo lleva con frecuencia a la pensar a hacer prologados éxodos con dudosos resultados. Al final, se termina volviendo al pun– to de partida, a la realidad de la persona. Porque parece que– dar claro que elemento de mayor amparo que tiene la historia humana es la de sus propios congéneres, la evidencia de que la 30 La expresión pertenece a J. SOBRINO, Reflexiones a propósito del terremoto: Concilium 290 (2001) 307-308. 31 Por eso aduce con toda convicción el testimonium de Lev 19,2.
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