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ÜN HOGAR PARA CURAR DESAMPAROS (1 Pe) 391 falsa calumnia con la fe en que «las buenas acciones de que son testigos les obligarán a rectificar» (Ek tón kalón ergón epopteuontes doxasósin: 2,12). Por eso mismo, se ha de tener consideración con los gober– nantes legítimos: «Acatad toda institución humana por amor del Señor» (Hupotagéte pasé anthrópiné ktisei dia ton kurion: 2,13). Y esto no solamente por una estrategia comprensible, aquella que lleva al respeto de la autoridad porque se está en desventaja numé– rica y en situación de sospecha ante las estructuras paganas. Más que todo porque se tiene la conciencia tranquila ante el bien hecho y porque se sabe usar la libertad para la construcción del hecho ciudadano. Para el autor de 1 Pe nada tiene que temer quien se porta como un ciudadano correcto. De ahí su taxativa conclusión: (Pantas timésate, tén adelphotéta agapate, ton theon phobeisthe, ton basileia timate: 2, 16) 28 • ¿ Y si llega la persecución, como probablemente llegó? 1 Pe tiene claros los criterios: a) Hay que estar alegre en la persecución sabiendo que el Mesías también fue perseguido (4, 13); habrá que saber encajar todas las consecuencias que se derivan de la opción cristiana (4,14); será preciso mantener una ética humanizadora en cualquier circunstancia. Quizá todo esto ocurra, piensa el autor, porque los días finales están próximos 29 • La conclusión a la que llega en este tema de la persecución es clara y ejemplo de resisten– cia: la persecución no es óbice para la práctica del bien. «Los que padecen... que practiquen el bien» (Hoi paskhontes... agathopoira: 4, 19). Ninguna dificultad habría de interrumpir la actividad cris– tiana. Pero implícitamente hay también otra línea de pensamiento: más allá de la persecución, el creyente, como buen ciudadano, es persona sujeto de derechos y, por lo tanto, dentro de la ciudadanía 28 Quizá tenga puntos en común con la «teoría política» de Rom 13,lss, aun– que allá, si no se considera el pasaje un texto espurio, habrá que leerlo desde la perspectiva del «culto auténtico» de Rom 12,1. 29 Es conciencia común, como lo muestra ampliamente Apocalipsis, que los días finales han de estar precedidos de grandes tribulaciones.

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