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UN HOGAR PARA CURAR DESAMPAROS (1 Pe) 389 La misma organización interna de la comunidad ha de reflejar en sus sencillas estructuras esta visión fraterna y benigna de la re– lación con la persona: Unos responsables de la comunidad que no tiranicen a los demás ni busquen el lucro de ninguna, sino que sir– van realmente al grupo de creyentes que los ha puesto en ese lugar de responsabilidad (5,1-4). En realidad, ellos han recibido un en– cargo que se les ha confiado (Méd'ós katakurieontes tón klérón: 5,3); deberán cumplir ese encargo con pulcritud 23 • Unos jóvenes colaboradores con las estructuras comunitarias (Neóteroi, hupota– géte pesbuterois: 5,5). Toda la comunidad ha de estar «forrada de humildad» (Tén tapeinophrosunén egkombósasthe: 5,5b), porque la actitud humilde, menor, establece un tipo de relación que dignifica a toda persona, incluso al débil. La certeza de que se puede vivir en humanidad con el cercano es lo que sustentará el ánimo para pensar que incluso se puede vivir con esa misma humanidad con quien no nos comprende o persigue. Por este cauce, aunque pro– blemático a veces, puede el creyente gustar la felicidad 24 • Además, 1 Pe es deudora de la tensión apocalíptica que vivie– ron las primeras comunidades cristianas 25 . Esa tensión de un fin cercano no le lleva a concluir que resulte inútil un comportamien– to ético adecuado y justo. Al revés, precisamente porque el fin se cree próximo, la vida en fraternidad que ampara ha de ser más cultivada. Cree, efectivamente, el autor que «el fin está cerca» (Pantón de to telas éggiken: 4,7). Esta certeza ha de llevar a una vi, da en calma y sobriedad que posibilite la oración, a una tensión en el amor que no lleve al decaimiento, a una hospitalidad alegre y a sentimiento de deferencia y complacencia no un hombre, y un hombre sin senti– miento del bien y del mal, no es un hombre. El sentimiento de conmiseración es la semilla del amor»: MENCIO, citado en J.A. MARINA, La lucha por la dignidad..., p. 46. 23 Como lo recomienda Pablo en Rom 12,8. 24 Se cumple aquí el dicho de los filósofos ilustrados de la política que reza: «Nadie se une a los otros para ser desdichado»: citado en la Obra de J.A. MARI– NA, La lucha por la dignidad..., p.22. 25 Como lo demuestra 1 Tes, primer escrito del NT.
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