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ABRAZAR EL FUTURO CON ESPERANZA 255 6. ¿Con elementos como estos, tendrá la VR más o mejor futuro en EH? No sabríamos decirlo. Por otra parte, no creemos que nuestro pueblo sea en estos asuntos muy distinto de los demás pueblos del occidente europeo. Dar con un camino nuevo conlle– va el no cansarse de sostener preguntas que no tienen respuesta. Su elaboración no lleva a la esterilidad, aunque tampoco a una respuesta distinta a la primera de cambio. Conclusión 1. A la pregunta de si tiene o no tiene futuro la VR y, en caso po– sitivo, si se responde con un «no lo sabemos», hay que decir que no hemos fracasado en nuestro trabajo reflexivo. Porque el fruto inmediato de una reflexión como la que acabamos de hacer no es adivinar en futuro de la VR en EH, sino el medir hasta qué punto nos aprestamos a la pregunta. Muchos religiosos y religio– sas no necesitan hacer la pregunta; otros no quieren preguntar; algunos se desazonan con la pregunta; otros ya tienen respuesta en el seguir trabajando por la restauración de lo deteriorado. ¿ Y si el futuro es otro? Ese es otro tipo de interrogante. 2. Los sabios dicen que esta clase de preguntas hay que evitar dos cifras: el Oy el infinito. Ni dejar que nos pase la apisonadora del tiempo, ni soñar con exaltaciones que calientan la cabeza y dejan fríos los pies, que empujan a soñar sin planes procesuales. Quizá sea un buen consejo. Por eso, trabajemos en «la espesura de lo cotidiano» pero sin dejar soñar con una VR de otro «vuelo». 3. De cualquier manera, y para terminar, cuando hablamos de fu– turo de la VR quizá estemos hablando, sin saberlo, de otro futu– ro. Los futuros sabidos y cuyo interrogante nos duele (¿cuántos seremos, qué obras podremos mantener, no tendrían que venir otros ayudarnos, etc.) han de ser tratados. Pero, ¿y si cambiá– ramos de futuro: nuestra colaboración al futuro de nuestra so– ciedad; nuestro trabajo por una iglesia realmente evangélica en conexión con otras espiritualidades; nuestro anhelo de un futuro