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ABRAZAR EL FUTURO CON ESPERANZA 253 4. La Vida Religiosa en Euskal Herria 1. Hay quien afirma que la VR conserva aún, en la sociedad, un evidente «capital simbólico»: Frente a otras instituciones eclesia– les menos consideradas socialmente, creemos que, efectivamente, la VR saldría mejor parada 22 • Es cierto que la VH en EH ha tenido muchos miembros que han trabajado en el campo de la ciencia, de la educación, del trabajo (con el tema de las coopera– tivas laborales, de viviendas, etc.) y de las artes con una fidelidad al pueblo encomiable. Por otra parte, de manera general y por los mismos clérigos, la VR en EH en otras épocas ha sido tildada de trabajar «pro domo sua» 23 • A veces uno se pregunta si, sobre todo en los aspectos más positivos, ha sido la VR la que actua– ba o algunos de sus más destacados miembros. Pero, de todos modos, el llamado capital simbólico creemos que ha estado ahí. 2. No tenemos la misma seguridad a la hora de afirmar que ese capital simbólico sigue estando ahí, lo que no prejuzga ni la bondad de las personas ni los trabajos encomiables de muchos religiosos y religiosas de hoy. Estamos hablando de capital sim– bólico a nivel social. Siendo EH una región de las más marcadas por la laicidad, creemos que la VR sigue siendo apreciada pero, como la misma idea de Dios, es un tipo de realidad de poca re– ferencialidad social. Es decir, el devenir social de este pueblo se cuece sin que la VR sea una instancia a la que mirar en determi– nados aspectos del mismo. Si este esbozo de análisis se tiene en pie, ¿cómo hablar de futuro para la VR en EH? 3. Esto emplaza a la VR a reformular su pertenencia social y su tendencia espiritual. La VR puede dejarse llevar por el caudal 22 J. J. TOHARIA, Científicos y políticos: los polos extremos de la confianza ciuda– dana: El País (10 de enero de 2013): Los que tienen mayor nivel de desaprobación social son los políticos (88%); los obispos van en quinto lugar por abajo (sobre 40 estamentos computados) con un 76% de desaprobación; los curas de las parroquias tienen un nivel de desaprobación de un 42%; las obras sociales de la Iglesia sola– mente un21% (y un 77% de aprobación). 23 J. LEZAUN, La Iglesia en Euskal Herria, Ed. Orain, Pamplona 1996, 135.
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