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El rito de la profesión en la Orden franciscana 207 candela encendida en la mano, la pregunta: Frater carissime, quae est petitio tua? Recibida la respesta del novicio, dice : Deo gratias. Tras una breve exhortación, comienza la misa. Antes del evangelio, el celebrante pregunta de nuevo: Visne, frater mi, in sancta voca– tionis tuae professione perseverare et Deo te solemniter consecrare? El novicio responde: V ola. Sigue una exhortación a unirse todos en la oración comunitaria, calcada en la que señala el Pontifical para la ordenación del diácono (73). Arrodillados todos y proster– nado en tierra el profesante, se cantan las letanías de los santos, en que se incluyen los de la Orden; a cada invocación se responde Ora pro eo .. ., Libera eum, Domine ... Las súplicas que siguen al Peccatores ... se sustituyen por otras apropiadas, en que se pide para el profesante paz y tranquilidad, perseverancia en la verda– dera castidad y pobreza, obediencia y humildad, aumento de fe, esperanza y caridad. Antes de Fili Dei el celebrante añade, imi– tando idéntica acción del rito de las órdenes mayores: Ut praesen– tem famulum tuum, fratrem nostrum, ben.e+ dicere ... ; bene+ dicere et sancti + ficare .. .; bene + dicere, sancti + ficare et canse + erare di– gneris... (74). Sigue el Veni Creator con los versículos correspon– dientes y la oración Deus, qui non vis mortem peccatoris ... , arriba mencionada. Cesa el profesante en la postración y, arrodillado, con la candela en la mano, canta por tres veces la antífona benedictina (73) lbid. 47. (74) El canto de las letanías al comienzo del rito ·de la profesión figura en el Ordo ad monachum faciendum desde el siglo XII; cfr. M. ANDRIEU, Le Ponti– fical Romain au Moyen-Age I, 174; III, 397s. La postración del novicio, que en su origen denotó el gesto del convertido que se encomienda a la p1edad de la co– munidad, recibió con el tiempo muy diversa interpretación, y en la época del barroco comenzóse a cubrir de flores a la novicia (fue en las comunidades femeninas donde la novedad logró mayor éxito), y aun se introdujo en algunos monasterios el .canto del Libera me, insistiendo en la idea de la muerte al mundo. La solemne bendición, de atribución pontifical, al final de las letanías, existe en el rito De benedictione et consecratione virginum, pero sin el tercer miembro « conse + erare digneris », que, omitido en la segunda edición del Ritual, ha reaparecido en la tercera. Cfr. además el rito de la profesión solemne de la segunda Orden en el mismo Ritual, p. 398-419, que reproduce fundamentalmente el De bened. et con– seer. virginum citado.

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