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El rito de la profesión en la Orden franciscana 205 Ahora, pues, se distinguen claramente los dos tiempos. El pri– mero, de tipo capitular, tiene lugar en el refectorio y consiste en la admisión oficial por parte de la comunidad. Todavía hoy subsiste este acto en el uso, corriente en muchas provincias, de que el no– vicio pida ante toda la comunidad, el día anterior a la profesión, la gracia de ser admitido. El segundo, la profesión propiamente dicha, tiene lugar en la iglesia, ante el altar mayor, pero sin nin– guna relación con la misa. No deja de ofrecer interés la interpreta– ción dada al gesto de las manos juntas como la expresión de una actitud suplicante; era muy natural que, perdido el sentido sim– bólico que diera origen a la ceremonia, se tratara de buscarle un nuevo significado a tono con la piedad individual dominante. 5. El rito actual. Origen de sus varios elementos. El decreto Neminem latet de rg de marzo de 1857, que imponía a todos los institutos de ·votos solemnes la profesión temporal al menos para tres años, tuvo su repercusión en el rito de la profesión, sobre todo entre los observantes, y en menor grado entre los con– ventuales. El Rituale Romano-Seraphicum Ordinis Fratrum Minorum, pu– blicado en r910, determinaba que la profesión de votos simples tu– viera lugar en la iglesia, después de la misa conventual, mientras que la de votos solemnes debía celebrarse, << pro actus gravitate, intra missarum solemnia et maiori solemnitate externa JJ. En la profesión simple la indagación de la voluntad del no– vicio se hace ante el altar, como comienzo del acto litúrgico. Sigue el Veni, Creator, y dos oraciones, el acto de la profesión con la fórmula acomodada: « Ego... intendens hanc professionem /acere ad normam sacrorum canonum de votis simplicibus et temporariis in Ordine nostro emittendis, voveo ... )>. El celebrante da al profe– sante la paz, abrazándolo y diciendo: Pax tibi, frater, y él res– ponde: Deo gratias. Le viene quitado el caparón y es conducido por el maestro de novicios a recibir la paz de los demás religiosos. Cada uno le dice: Dominus det tibi pacem et perseverantiam; res-

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