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192 Lázaro de Aspurz de un voto en el diploma antes citado de Honorio III de g de di– ciembre de 1220. En otro documento de 18 de diciembre de 1223, pocos días después de la aprobación de la Regla, el mismo papa, reiterando la prohibición de abandonar la Orden una vez hecha la profesión, añade: Etsi liberum est in vovendo arbitrium, nec necessitas in votis locum habeat, sed voluntas; usque adeo tamen solutio necessaria est post votum, ut non sine propriae salutis dispendio alicui resilire liceat ab iis quae sponte ac solemniter repromisit (34). Y ya hemos visto, en el caso del canónigo de Todi, la expre– sión solemne votum regularis propositi. No hay duda de que nos hallamos ante el concepto de voto religioso público de pleno sabor escolástico. San Buenaventura ha– blará más tarde de la obligatio votiva inherente a la profesión y explicará en qué sentido el fraile menor, cuando profesa, se obliga con voto a guardar la Regla (35). La mención de la « bienaventurada Virgen María >>, aunque nueva, obedece a la mentalidad espiritual de la época y, por lo mismo, la vemos en las fórmulas de las varias Ordenes nacidas en el siglo XIII. No se sabe en qué fecha se añadió: Et beato Fran– cisco, pero es de presumir que los franciscanos se hubieran antici– pado a los dominicos en la inserción del nombre del fundador, ca– nonizado en 1228. La novedad más importante, sin embargo, para la historia de la profesión religiosa es la enumeración expresa de los tres con– sejos evangélicos en la fórmula. En el curso del siglo XIII seguirían el ejemplo de los franciscanos la mayor parte de las Ordenes reli– giosas, aun de fundación anterior, y por fin los tres votos vendrían (34) Bullarium Franc. I, 19. (35) Expos. super Regulam, c. 2, Opera omnia, VIII, 401. Sobre la polémica entre los espirituales y la comunidad acerca del objeto del voto de la profesión cfr. F. EHRLE, Zur Vorgeschichte des Concils van Vienne, en Archiv für Literatur und Kirchengeschichte, III 95; y AFH 7 (1914) 664; F.M. DELORME, Fr. P. J. Olivi quaestio de voto regulam aliquam profitentis, en Antonianum 16 (1941) 131-_164.