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466 Lázaro de Aspurz servicio de los leprosos y verse despreciado como en otro tiem– po ... >> (36). 3. « La pobreza y humildad de nuestro Señor Jesucristo >> El ideal de pobreza evangélica no se le descubrió a Francisco en la fiesta de san Matías de 1209. Antes que en el Evangelio, había encontrado ya a Cristo en el hermano que sufre (37). Y ese Cristo, pobre y paciente, no es una creación teológica ni un mero cauce del culto o de la piedad, sino una existencia real, como la de cualquier hombre que padece necesidad o humillación; pero es el Hijo del Dios Altísimo, « tan digno, tan santo y glorioso ... , que tomó ... la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad y que, siendo rico sobre todas las cosas, quiso no obstante escoger la pobre– za >> (38). El mismo Evangelio no es primariamente para Fran– cisco una doctrina; es una vida, la del Cristo pobre; es un men– saje, el que El trae a los pobres. Y esta pobreza captada en el Evan– gelio no es un sistema de vida ascética, como el que ya estaba acuñado por el monaquismo tradicional, ni un programa de reforma de la Iglesia, ni siquiera un medio de testimonio. La pobreza de Francisco es fruto de un amor. Como para Jesús, la pobreza es esa vida pobre que yo tengo delante: el mendigo que tiende la mano, el trabajador mal retribuído, el enfermo, el incomprendido, el an– gustiado, el degenerado ... (36) I Gel II, ro3. • Sobre la actitud general de san Francisco hacia los en– fermos véase el reciente trabajo de P. STANISLAO DA TERRANOVA, San Francesco e i malati; en L'Italia Francescana 42, 1967, 214-22r. (37) En el telefilm Francesco di Assisi, proyectado dos veces por Televisión Italiana en 1966 y 1967, Liliana Cavani se ha servido de un recurso may acertado para sensibilizar ese descubrimiento progresivo del rostro del Cristo en el pobre: cada vez que Francisco da un paso más en su afán de fraternizar con los necesi– tados, al volver a su crucifijo de San Damián tea en mano, se le muestran más claros los rasgos del rostro del Salvador. (38) Carta a todos los fieles; H. BoEHMER, o.e., 34.

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