BCCCAP00000000000000000001111

La via de la conversión 463 su dicha en francés bosque adelante; los ladrones lo arrojan en una hoya de nieve; se levanta y sigue cantando con mayor gozo las alabanzas del Creador. Va a pedir trabajo a una abadía, y allí tiene que probar desnudez y hambre, en tal grado, que se ve pre– cisado a tentar mejor acogida en otra parte. En Gubbio un amigo le proporciona el vestido indispensable; por fin, sigue el biógrafo, « se trasladó a los leprosos; vivía con ellos, sirviéndoles a todos con suma diligencia por Dios; lavábales las llagas pútridas y se las curaba >> (26). Fue su noviciado. Y sería también el noviciado de sus pri– meros seguidores. Persuadido de que el Cristo acaba por revelarse siempre a quien le busca en el pobre, en el humilde y paciente, les ofrecerá como un regalo esa experiencia tan rica para él de dulces consecuencias. « Durante el día trabajaban con sus manos, los que sabían hacerlo, morando en las leproserías, o en otros lugares ho– nestos, sirviendo a todos humilde y devotamente » (27). La Regla I supone muy normal esa vida de comunión fraterna con los « her– manos cristianos», más aún, deja pensar en cierto compromiso, que ligaba a la fraternidad como tal, de servirles y procurarles el sustento: « En caso de manifiesta necesidad de los leprosos pueden los hermanos pedir limosna para ellos » (c. 8); « Todos los herma– nos deben esforzarse por seguir la humildad y pobreza de nuestro Señor Jesucristo... ; Y han de alegrarse cuando viven entre perso– nas viles y despreciadas, entre los pobres y los débiles, enfermos y leprosos, y mendigos a la vera del camino » (c. 9) (28). El Speculum Perfectionis nos ofrece un notable testimonio de ' la pedagogía evangélica empleada por el joven fundador con los novicios: « En los principios de la orden quiso que los hermanos moraran en los hospitales de los leprosos para servir a éstos, con (26) I Cet I, 17; S. BoNAV. Leg. II, 6. San Buenaventura, otra vez por re– dundancia ascética, añade: « Besaba también, movido de devoción admirable, las llagas ulcerosas de los leprosos, el que luego había de ser médico evangélico ». (27) I Gel I, 39. (28) H. BoEHMER, o.e., 6s. Bartolomé de Pisa, en las Conformitates recuerda. este servicio a los leprosos impuesto en la Regla I; II, 17, An Franc. V, p. 130.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz