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462 Lázaro de Aspurz alma de Francisco fue fruto de su donación a los leprosos; y fue el Señor quien « le llevó entre ellos >> para convertirle. Así es cómo « lo que antes le parecía amargo le fue convertido en ducedumbre de alma y cuerpo >>. Descubierto el Cristo en el pobre, ya se halla preparado para descubrirlo como << Hermano )) 1 y « tal Hermano, que entregó su vida por sus ovejas... >> (23), en la imagen del Cru– cifijo de San Damián, cuya visión se refiere seguidamente en todas las fuentes biográficas (24). Celano le supone ya antes « mutatus perfecte in carde >>, mientras san Buenaventura atribuye al episodio la << perfecta conversio ad Deum >>, nuevamente en la línea de su imagen de la espiritualidad del santo. Los Tres Compañeros refieren acto seguido, y como una reso– lución tomada como efecto de la visión, el viaje a Foligno con el caballo cargado de buena mercancía de paños; vende allí paños y caballo, y vuelto a la capilla de San Damián, entrega el importe al sacerdote pobrecito que cuida de ella; éste rehusa quedarse con el dinero, y Francisco arroja las monedas, con un gesto de desprecio total, en el hueco de una ventana. Siguen luego los trágicos días de la furia de Pedro Bernardone, en que Francisco toma la decisión pública de entregarse a Dios, decisión que tiene su desenlace so– lemne ante el obispo, cuando el convertido, desnudo, entrega vesti– dos y dinero al padre, aquel dinero que aún creyó, por última vez, podía servir para remediar necesidades ajenas: « Hubiera querido el varón de Dios emplearlo en procurar alimento a los pobres y en reconstruir la capilla >> (25). La Vita I de Celano nos describe a Francisco, ebrio de gozo por la libertad nueva que ahora gustaba su espíritu, pregonando (23) Carta a todos los fieles; BOEHMER, o.e., 36s. (24) 2 Gel I, ro; Tres Socii, 5, 387; S. BoNAV. Leg. II, r. (25) I Gel I, 8-15; Tres Socii, 6, p. 389; S. BoNAV. Leg. II, 1-4. La versión del Anónimo de Perusa (l.c., p. 37) es muy diferente: Francisco, después de la visión de Espoleta, desiste de la expedición a Apulia y emprende el regreso a Asís; pasando por Foligno, vende el caballo en que montaba y « los vestidos de que se había provisto para ir a Apulia, cubriéndose con otros más viles ,,; al acercarse a Asís, se llega a la iglesia de San Damián y entrega el importe al sacerdote... ».

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