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La vocación en san Lorenzo 435 I. EXPERIENCIA VOCACIONAL DEL SANTO Las fuentes biográficas, en especial las declaraciones del pro– ceso de beatificación, abundan en datos que permiten fijar con re– lativa precisión, al menos cronológica, las· fases de la vocación del futuro santo; pero no nos dejan penetrar en las motiva::iones ínti– mas ni en el desenvolvimienlto espiritual, interno, de: descubri– miento de la llamada divina y de la respuesta a la misma, esa «divina atracción » misteriosa, como la definirá él mismo en su~ sermones, que obra en la mente iluminándola y en la voluntad impulsándola suavemente' hacia el seguimiento de Cristo. Algo, no obstante, se puede vislumbrar. ¿Niño privilegiado? Del conjunto de testimonios, recogidos a distancia de sesenta años, cuando la fama se había proyectado, aureolándolos, sobre los hechos todos de la vida del siervo de Dios, es preciso, sin duda, podar mucho. Queda, con todo, como cosa cierta que G:.ulio Cesare Russo dejó en cuantos le conocieron en Brindis la impresión de un niño de manifestaciones precoces en lo intelectual y en lo moral. Y como a verdadero niño prodígio le trataron y exhibieron sus educadores los religiosos conventuales. Este desarrollo de las facultades superiores, forzado antes de tiempo a favor de la facilidad del chico y del tesón que ponía en las cosas (r), se hizo a expensas del desarrollo corporal, como suele ser frecuente. Y, por cuanto dejan entrever los mismos testi– monios, le preparó una adolescencia trabajada de dolencias, debido al predominio de la actividad nerviosa sobre la muscular y visceral. A juzgar por los recuerdos de sus primas, el muchacho representaba (r) Cfr. ARTURO M. DA CARMIGNANO, San Lorenzo da Brindiói, I (Venezia– Mestre 1960) 96-106.

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