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LA VOCACION EN SAN LORENZO DE BRINDIS LÁZARO DE ASPURZ, OFM. CAP. San Lorenzo de Brindis pertenece al número de personalidades que, tanto por su postura personal ante la existencia corno en fuerza de las circunstancias, se han mirado a sí mismas como vinculadas a una gran misión. Hombres así se habitúan a sentirse bajo el impulso de una fuerza y de un destino que manda en su vida, que les hace crecerse a medida que comprueban la realidad del propio ascendiente sobre los hombres y la necesidad que éstos tienen de ellos. Cuando la fe ilumina y vigoriza esa conciencia, como sucede en los santos, el destino es visto a través del misterio de la pre– destinación y de la elección divina, que llega a cada miembro de Cristo en forma de vocación. Quien se conoce a sí mismo llamado a recorrer en la existencia terrena un camino de excepción, trazado por Dios, regula sus actos y sus palabras conforme a los dictados de la rnisi6n recibida, y se ve siempre como instrumento libre, pero limitado, expuesto a entorpecer el plan divino de salvación por la propia fragilidad. Esa misma conciencia, como se observa en san Pablo, determina una atención mental más acentuada a la teología de la presencia de Dios en la realidad humana. Corno sucede con los demás temas estudiados en nuestro santo doctor, en vano trataremos de hallar en sus páginas una exposición doctrinal sobre la vocación ni teológica ni ascéticamente conside– ráda. San Lorenzo, controversista y predicador, no aborda las cuestiones como tales. Sus convicciones, a veces bien maduradas tras larga reflexión e iluminidas con luz superior contemplativa, van apareciendo ocasionalmente, según lo reclama el argumento. Pero no se trata de improvisaciones. Llama la atención la fidelidad con que mantiene la línea de pensamiento, invariable en las nociones, por diversos que sean los contextos.
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