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La vocación en san Lorenzo 451 la mediata, también de Dios, pero por medio de los hombres. e< Espera a ser llamado - son palabras de Lutero -; aunque fueses más sabio que Salomón y Daniel, si no eres llamado, huye más que del infierno de pregonar la Palabra )) (39). El santo halla óptima esta doctrina y, pasando adelante, pre– gunta cuál de esas clases de vocación alega en su favor Lutero para presentarse a sí mismo como apóstol y profeta, como enviado de Dios. Reconoce él mismo que su vocación no pertenece a las de la primera clase, es decir, no es inmediata. Y de nuevo san Lorenzo hace suya la doctrina del reformador en el comentario de éste a la epístola a los Gálatas, a propósito del encabezamiento de la misma: Pablo, apóstol no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y por Dios Padre. e< Así pues, la vocación divina es doble: una mediata, otra inmediata. Dios nos llama hoy al ministerio de la Palabra con vocación mediata, es decir, con una vocación hecha por intermediario, mediante los hombres. Los apóstoles fueron llamados inmediatamente por Cristo, como los profetas del Antiguo Testamento lo fueron por el mismo Dios; los apóstoles después llamaron a sus discípulos ... ; y éstos luego llamaron a los obispos, los obispos a sus sucesores. Esta forma de vocación se ha mantenido hasta nuestros tiempos, y se mantendrá hasta el fin del mundo; y es mediata, por ser mediante los hombres, pero sigue siendo divina. .. )) Esta forma de vocación - insiste Luteró -- es la general desde los apóstoles, e inmutable. Aquel que pretenda poseer una vocación extraordinaria, inmediata, debe pro– barla con milagros, como Moisés, como Cristo, como los após– toles (40). Hasta aquí Lutero discurre bien; pero donde falla es en deter– minar quién es el intermediario de esa vocación. Y san Lorenzo denuncia el tránsito ilógico, patente en la conclusión que quiere sacar. Después de haber sentado que la misión ministerial viene (39) Hypotyposis I, sect. 2, diss. 2; Additam. 17, Opera omnia, II, 1, 68s, 431s. (40) Ibid. 68-72.
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