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La vocación en san Lorenzo 445 Luego vienen las demás vocaciones particulares, conforme a la misión que cada uno de los llamados ha de desempeñar en orden al plan de salvación y en servicio del pueblo de Dios. En el Antiguo Testamento san Lorenzo enumera con frecuencia las vocaciones clásicas de Abraham, Moisés y los profetas; y en el Nuevo Testa– mento se fija principalmente en la de los apóstoles; pero habla también de la vocación al martirio, de la vocación a la predicación evangélica, de la vocación de los fundadores, etc. De la de los apóstoles dice: « Son llamados los apóstoles como Abraham, como Moisés, como Samuel, como Eliseo, y son llamados ante todo como hombres preordenados y predestinados por Dios para conseguir la salvación ... Cristo eligió unos pocos apóstoles y discípulos para la obra de la salvación de los hombres, a fin de que apareciera claro que la salvación del mundo no es obra de hombres sino de Dios ... No son llamados los apóstoles solamente a la fe y al seguimiento de Cristo por la guarda de los mandamientos de Dios y de los consejos del Evangelio, que es la vida de los perfectos que imitan a perfección las virtudes de Cristo ... ; sino que son llamados también al apostolato, a la guía y al régimen de la Iglesia, a ser vicarios de Cristo... Y el fin de la vocación no es otro que éste: Os haré pescadores de hombres, es decir, salvadores del mundo ... ; pero el objeto de la vocación es siempre el seguimiento de Cristo, la imitación de Cristo, puesto que: A quienes de antemano conoció los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo. Y Cristo es el modelo perfecto de santidad ... )) (24). La vocación, << atracción divina l> Y ¿qué es la vocación mirada así, como ejecución temporal del designio eterno de Dios sobre un elegido? San Lorenzo tiene para esta pregunta una respuesta precisa e invariable, que vuelve casi con los mismos términos en muchos de sus sermones: divinus trac– tus. Es una definición de sabor bíblico, basada directamente en (24) Sanctorale, !bid. IX, 330-335; cfr. sermón de Santiago, !bid. 92s.

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