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85 HECHOS DE LOS APÓSTOLES dades extranjeras. 12 Con estas disposiciones, viajando ha– cia Damasco, con autorización y delegación de los jefes de los sacerdotes *, 13 en el camino, al mediodía vi, oh rey, una luz venida del cielo, más resplandeciente que el sol, la cual me envolvía a mí y a los que iban conmigo. 14 Caí– dos todos nosotros a tierra, oí una voz que me decía en arameo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Cosa dura es para ti dar coces contra el aguijón. 15 Yo pregunté: ¿Quién eres, Señor? El Señor respondió: Yo soy Jesús, al que tú persigues. 16 Pero, levántate y permanece de pie; porque me he aparecido a ti para constituirte ministro y testigo de las cosas que has visto y que te haré ver. 17 Te libraré del pueblo y de los gentiles, entre los cuales te envío, 1 8 para abrir sus ojos, a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, y obtengan, por la fe en mí, el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados. 19 Por eso, rey Agripa, no he sido desobediente a la visión celeste, 20 sino que, primero a los de Damasco, luego a los de Jerusalén, a los de todo el país de Judea y a los gentiles he anunciado que se arrepientan y se conviertan a Dios, realizando obras de auténtica penitencia *. 21 He aquí por qué los judíos, apo– derándose de mí en el templo, intentaron matarme. 22 Con la protección de Dios he conseguido mantenerme firme has– ta hoy dando testimonio ante pequeños y grandes, no en– señando nada, sino lo que los profetas y Moisés dijeron que había de· suceder, 23 esto es, que el Mesías padecería; que, después de resucitar de entre los muertos, anunciaría la luz al pueblo y a los gentiles. 12 Tres veces se narra en el libro de los Hechos la conversión milagrosa de Pablo. La primera se debe a la pluma del autor del Libro (9, 3-19); la segunda se pone en boca del mismo "Pablo (22, 5-20) ; y la tercera en este pasaje. Entre ellas se notan algunas di– ferencias que se explican fácilmente, tanto por la intención del que nairra, como por el procedimiento redaccional y las circunstancaas distintas en que se encuadra la narración. 20 Pablo afirma claramente que las buenas obras son mamfesta– ción necesaria de una conversión sincera, de una· fe auténtica.

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