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HECHOS DE LOS APÓSTOLES 58 En Tesalónica } 7 Pasando por Anfípolis y Apolonia, Pablo y Silas llega- ron a Tesalónica, donde los judíos tenían sinagoga. 2 Pablo, según su costumbre, entró a verlos, y durante tres sábados consecutivos discutió con ellos, basado en las Escri– turas *, 3 explicando y demostrando que el Mesías debía padecer y resucitar de entre los muertos, y, añadía, este Mesías es Jesús, el que yo os anuncio. 4 Algunos de ellos creyeron y se unieron a Pablo y a Silas, lo mismo que gran número de griegos temerosos de Dios, y no pocas mujeres de distinción. 5 Pero los judíos, llenos de envidia, tomaron a algunos hombres de la peor ralea y, formando tumulto, alborotaban la ciudad; se presentaron ante la casa de Jasón con el intento de conducirles ante el pueblo*. 6 No hallándolos, arrastraron a Jasón y a algunos herma– nos ante los jefes de la ciudad, gritando : Estos hombres, que han revuelto el mundo entero, se presentan también aquí, 7 a los cuales ha hospedado Jasón. Todos éstos ac– túan contra los edictos del César, diciendo que hay otro rey, que es Jesús *. 8 Al oír esto, se conmovieron el pue– blo y los jefes de la ciudad, 9 y, exigida fianza a Jasón y a los otros, los pusieron en libertad *. En Berea lo Inmediatamente los hermanos durante la noche hi– cieron salir para Berea a Pablo y a Silas, quienes nada más llegar se dirigieron a la sinagoga de los judíos. 11 Es– tos tenían sentimientos más nobles que los de Tesalónica. Recibieron la palabra con extraordinaria prontitud y cada 2 Nada repugnaba tanto a los judíos como la predicación de un Mesías que sufre y muere en cruz. Por eso Pablo se esfuerza en pro– bar que la muerte ignominiosa se anuncia ya en las Sagradas Escri– turas y que este anuncio se cumple en Jesús. 6 La casa de Jasón sería punto de reunión de los cristianos y pro– bablemente Jasón mismo era cristiano. 7 Se les acusa de alta tra,ición. La misma acusación se hizo a Je– sús. No hay más rey que el César y ellos proclaman la realeza del Mesías. 9 Los magistrados no conceden gran importancia a la acusación, quizá porque conocían el alcance de las afirmaciones de los misio– neros.
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