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51 HECHOS DE LOS APÓSTOLES <luciéndose gran revuelo y una discusión acalorada de Pa– blo y Bernabé contra ellos, determinaron que subieran Pablo, Bernabé y algunos otros a Jerusalén para tratar la cuestión con los apóstoles y presbíteros *. 3 Provistos de lo necesario para el viaje por la Iglesia, atravesaron Feni– cia y Samaria, contando la conversión de los gentiles y procurando gran gozo a todos los hermanos. 4 Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia, por los após– toles y presbíteros, y contaron todo lo que Dios había he– cho por medio de ellos. 5 Algunos que habían abrazado la fe cuando pertenecían a la secta de los fariseos se levan– taron para decir: Es necesario hacerles circuncidar e im– ponerles observar la ley de Moisés. 6 Se reunieron luego los apóstoles y presbíteros para deliberar sobre esta pro– puesta. Discurso de Pedro 7 Después de una larga discusión, interviniendo Pedro, dijo: Hermanos, sabéis que desde hace tiempo me eligió Dios entre vosotros para que los gentiles oyesen de mis labios la doctrina del evangelio y abrazasen la fe *. 8 Dios, que conoce los corazones, se ha declarado en su favor dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros, 9 y no ha hecho diferencia alguna entre ellos y nosotros, puri– ficando sus corazones mediante la fe. 10 ¿Por qué, pues, ahora tentáis a Dios tratando de imponer un yugo sobre el cuello de los discípulos que ni nuestros padres ni nos– otros mismos hemos podido llevar? 11 Además, nosotros creemos alcanzar la salvación por la gracia de Jesucristo, toles tienen autoridad para dirimir la cuestión, se envía una delegación a Jerusalén, 7-11 El problema se estudia seriamente y sobre él van a hablar diversos personajes. Interviene primeramente Pedro, como cabeza del Colegio Apostólico. Apoya su raciocinio en hechos concretos: en la conversión del centurión Corne!io y en la imposibilidad para los ju– díos de observar la Ley que intenta~ imponer a los paganos- Tratar de imponerles esta ley es "tentar a Dios", es decir, obrar contra sus designios, pretendiendo hacerle cambiar las circunstancias de la sal– vación. De aquí la conclusión de Pedro : solamente la gracia de Cris– to salva a paganos y judíos. Luegg la !ey rr¡osaic;t ~s superfh1a para la saJvacióp (Gl 5, ~: ~ 1 15). · ·
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